La senda trazada
Pedro de Paz
21 octubre, 2011 02:00Pedro de Paz. Foto: Mitxi
Varias razones avalan la buena impresión que causa la narrativa de Pedro de Paz (Madrid, 1969), escritor forjado en intrigas de las que, hasta la fecha (El hombre que mató a Durruti, Muñecas tras el cristal, El documento Saldaña) ha salido bien parado, y merecedor de un nuevo reconocimiento por su cuarta novela, La senda trazada. Quizá se deba a que resulta grato tropezar con historias que atrapan de principio a fin, sin otro recurso motor que el de un argumento ambicioso que se deja conducir sin forzar sus posibilidades. Quizá que no enmascara sus pretensiones y, por eso mismo, el resultado está por encima de lo previsto en una novela que se presenta como un thriller, absorbe con naturalidad ingredientes del género fantástico, cuida con esmero lo formal y no renuncia al afán de ofrecerse como una fábula moral. Lo cierto es que narra con fluidez unos hechos que parecerían inverosímiles si la mano que los dispone no lograra una organización constructiva donde los episodios se encadenan de forma necesaria. Sólo una objeción: de reiterados detalles argumentales podría prescindir el lector sin perderse por la cadena de casualidades que se le proponen. Y una advertencia: aunque la intriga en torno a un misterioso libro no sea original, como tampoco el proverbio árabe de"un libro puede cambiar tu vida", la dirección es sorprendente.La acción transcurre en el Madrid actual. Su protagonista es Alfonso Heredia, un periodista gráfico que está pasando por un bache personal y profesional. Su difícil carácter y sus ambiciones no se lo ponen fácil, y huyendo de las consecuencias tropieza en una extraña librería de viejo con un libro, sin título ni autor, que adquiere sin pensarlo. Todo quedaría en una compra absurda de no ser porque el libro va llamando poderosamente su atención. Al principio como algo disparatado y sin sentido, pero cuando comprueba la misteriosa coincidencia entre la disposición de capítulos y sentencias con trágicos anuncios de la muerte de celebridades del pasado y del presente, y del futuro, obtendrá rápido beneficio, en forma de reportaje millonario. Pero la cosa no para ahí. La fortuna cede lugar al infortunio y se suceden episodios de traición, de búsqueda de sentido al libro y a las consecuencias que acarrea su posesión, de tratar de resolver un enigma indescifrable, sugeridor de la críptica sentencia de que la razón de todos sus males no está más allá de él mismo.
"Es posible que el futuro ya esté escrito", dice en la portada el lema inductor a su lectura. "Sería delirante argüir que existe un libro que contiene entre sus páginas el destino de determinadas personas", sostiene un narrador omnisciente. Será un libro leído y disfrutado.