Sándor Marai

Traducción de Mária Szijj. Salamandra. Barcelona, 2012. 160 páginas. 14 euros

La liberación de Budapest por el Ejército Rojo no acabó con el sufrimiento de la población civil. Atrapada entre dos totalitarismos, Hungría no dejó de sumar víctimas en las décadas posteriores. Sándor Márai será una de ellas. Márai, que ya conocía el exilio durante los años de regencia del almirante Horthy, emigró a EE.UU. después de que la dictadura comunista prohibiera su obra. Olvidado y menospreciado, se suicidó en 1989, sin sospechar que el muro de Berlín caería a los pocos meses. Desde entonces, su literatura ha experimentado un recono- cimiento creciente, que ha incluido la recuperación de manuscritos inéditos, como Liberación, escrito entre julio y septiembre de 1945. En novela breve, se reconstruyen los últimos días de la ocupación nazi mediante un grupo de civiles refugiado en un sótano de Budapest, sin otra expectativa que sobrevivir a los bombardeos, el hambre y las depredaciones de la Cruz Flechada, la milicia ultranacionalista y antisemita que asesinó a 80.000 judíos en menos de tres meses. Entre los refugiados se encuentra Erzsébet, una muchacha con nombre falso que intenta reunirse con su padre, un célebre matemático y astrónomo odiado por los nazis y sus aliados por su defensa de los valores democráticos.



Erzsébet comparte su encierro con todos los estratos de la sociedad húngara: hombres de negocios, empleados, amas de casa, trabajadores, niños, abogados, un maestro judío afectado por la polio y la superviviente de un campo de exterminio. Sándor Márai realiza un extraordinario trabajo de introspección, recreando las diferentes emociones que pueden surgir ante la perspectiva de una muerte inminente: temor, degradación moral, insolidaridad, altruismo, rabia, resignación, deshumanización. Erzsébet nunca pierde el sentido ético. No desconoce el poder del odio, pero no renuncia a creer en un porvenir diferente, donde la hostilidad hacia el otro se transforme en fraternidad. Los gestos de heroísmo de unos pocos son la prueba de que es posible un mundo en paz, sin naciones enfrentadas por las ideologías, la raza o las riquezas materiales. Sin embargo, los acontecimientos no respaldarán esa esperanza. La presencia del Ejército Rojo en Budapest revelará que el ser humano elude la razón y la moral apenas surge la oportunidad, recurriendo a la violencia para consumar sus pulsiones más primarias.



Márai recrea minuciosamente la rutina de los refugiados. La convivencia no es fácil en un espacio caracterizado por el hacinamiento, el hambre y la imposibilidad de respetar una higiene elemental. Algunos se protegen con el silencio y otros prefieren mostrarse más comunicativos, pero el miedo impregna cada gesto, malogrando la posibilidad de establecer vínculos sinceros. Nadie exterioriza sus sentimientos de culpa, pero la deportación de 325.000 judíos húngaros a Auschwitz gravita sobre la mente colectiva. Cuando se aproxima el final, con Budapest destruida, una joven judía relata su experiencia en un campo de exterminio, evocando la conducta de un médico alemán, que realizaba las selecciones sin renunciar a sus cuidados modales. Aficionado a Bach y Mozart, escucha sinfonías, oratorios o piezas de cámara, decidiendo en unos pocos segundos el destino de los deportados. Aunque el encierro propicia el sentido de comunidad, Márai apunta que el dolor no implica un progreso moral. Al final prevalecen el egoísmo, la cobardía y la aniquilación de la autoestima.



Tras ser violada, Erzsébet siente compasión por el soldado ruso que la ha ultrajado, pues sólo ha podido ofrecerle su cuerpo maloliente y estragado. Tal vez eso explique su desorientación al acabar el asedio. No sabe qué hacer con su vida y advierte que algo esencial se ha roto en su interior. Todo indica que Márai no revisó el manuscrito, pues hay un inexplicable contraste entre los breves capítulos iniciales y el extenso final. Esa desproporción no afecta al resultado. Liberación es una extraordinaria novela sobre la tragedia de una Europa devastada por ideologías comprometidas con la demolición del Estado de derecho. Es imposible pronosticar el desenlace de la actual crisis, pero el crecimiento del populismo nos acerca al escenario de los años 30. El sótano donde transcurre la novela es el desenlace de las sociedades golpeadas por la guerra. Conviene no olvidarlo y trabajar por la paz y la libertad.