Tratado del alma gemela
Esther Bendahan
14 septiembre, 2012 02:00Esther Bendahan. Foto: Archivo de la autora
Un viaje de Madrid a Marruecos, de nuestra cultura a la cultura judía, a través de tres personajes que encarnan tres maneras de perseguir la felicidad en el amor, es el soporte argumental y temático de esta novela, la séptima de Esther Bendahan (Tetuán, 1964). Su título, Tratado del alma gemela, anuncia un contenido subordinado a los postulados de ese "tratado": poner a su servicio una peripecia cultural y vital de manera que la novela se arrime a ese costado discursivo. El resultado evidencia su excelente factura y rigor intelectual, pero resta al conjunto de la ficción la tensión pretendida.Su trama ofrece un asunto tan extraño como extraordinario: un bufete de abogados recibe un encargo singular de una clienta, Perla B, para gestionar su herencia, legada a dos hombres que no se conocen (ni conocen si quiera su relación de hermanastros); una carta servirá de vehículo para notificarles las directrices de un viaje al lugar de origen de esa enigmática mujer. Allí deben recuperar la "Torá", una especie de Biblia de la familia, lo que no será fácil. Esa es la única condición para ser nombrados herederos. Los destinatarios son dos tipos de rasgos casi opuestos: Ambram, rabino obsesionado por hallar "su alma gemela", y Daniel, separado, enamoradizo, y de vida dispersa. A ellos se suma, de forma casual una mujer judía, casada, con dos hijos, Mercedes.
Los tres se convierten en contrapunto de este "tratado" colmado de referencias a la religión y la cultura sefardíes, y organizado en capítulos que ocupan de manera diferencial y conjunta. Porque la tesis necesita de cada uno para postular sus respectivos procesos de conciencia hasta concluir que el destino no es un lugar, sino uno mismo, y que lo "gemelar" no es lo idéntico. Tesis defendida con más fuerza que emoción, aunque el conjunto rebosa ambición literaria.