Jo Nesbo. Foto: Bente Bjercke

Traducción de C. Montes y A. Bersnten. RBA. Barcelona, 2012. 288 pp., 18 euros

Roger Brown es el Rey de la Colina. Su trabajo como cazatalentos (en realidad, como caza futuros directores ejecutivos de empresas gigantescas) es brillante, su mujer le adora (y él no podría vivir sin ella) y no hay nada que no pueda comprar (incluidos el coche y la casa de sus sueños). Tanto es así que cuando Roger se plantea compensar a su mujer por no querer darle un hijo no le regala un anillo de diamantes sino una galería de arte. La galería E, lugar que sirve al protagonista de esta historia, el brillante Roger Brown, para conocer a sus futuras víctimas. Porque Roger no sólo se dedica a cazar talentos, Roger también caza coleccionistas de arte que han confiado su seguro del hogar a una empresa llamada Tripolis. Y luego se cuela en sus casas. Y sustituye su valioso original (por qué no, un grabado de Munch valorado en 300.000 dólares) por una reproducción. Cuando el propietario descubre que lo que cuelga de su pared ya no es en absoluto valioso, es siempre demasiado tarde para seguirle la pista al ladrón.



Así es como trabaja el brillante Roger Brown. Así es como ha conseguido todo lo que tiene. Aplicando el modelo de interrogatorio en nueve pasos de Inbaud, Reid y Buckley (el duro modelo que utilizan en Homicidios para sonsacar crímenes) cuando se trata de seleccionar al mejor aspirante al puesto de director ejecutivo de turno. Hasta que entra en escena Clas Greve, el candidato idóneo para cubrir la vacante de director en la poderosa Pathfinder, y Brown se encuentra ante su propio reflejo. Un tipo que, como él, no duda en aplicar el modelo de interrogatorio en nueve pasos de Inbaud, Reid y Buckley.



La primera novela no protagonizada por Harry Hole (el grandullón comisario ex alcohólico que centra, hasta la fecha, la mayor parte de la producción de Nesbo) que llega a España es, sencillamente, su mejor trabajo. De lectura ágil (y feroz), la historia de Roger Brown, narrada en una primera persona de una maestría envidiable (un ojo de cámara que no sólo observa sino que analiza y sobre todo piensa), no sólo está construida a conciencia (no hay un sólo final sorpresa, sino varios) y sin trampas (el lector atento descubrirá cuándo empezó a mirar hacia otro lado y se rindió al trepidante ritmo del nuevo Nesbo), sino que sitúa a su autor a la cabeza de los maestros del thriller del siglo XXI. El pulso de Nesbo se ha vuelto atlético. Puro nervio. No es de extrañar pues que la novela haya dado lugar a uno de los thrillers noruegos más aclamados de todos los tiempos. ¿Cómo ha podido crecer Nesbo tanto (tantísimo) en tan poco tiempo? Es un misterio.