Sara Mesa. Foto: Domènec Umbert

Finalista del premio Herralde 2012. Anagrama. Barcelona, 2012



Sara Mesa (Madrid, 1976) es autora de dos novelas, con la primera de las cuales ganó el premio Málaga, y dos libros de cuentos, además de un poemario galardonado con el premio Miguel Hernández. Con Cuatro por cuatro resultó finalista del último premio Herralde. Es la tercera novela que publica esta madrileña residente en Sevilla. Y en ella se afianza una nueva voz narradora que, más allá de algunos titubeos, está en condiciones de dar importantes frutos en la novela española del siglo XXI. Porque ya en Cuatro por cuatro se descubre a una autora con capacidad para la integración artística de diferentes registros estilísticos en la misma novela y con talento para la representación de la realidad.



La novela está organizada en dos partes más un epílogo, muy diferentes entre sí. En las dos partes se cuenta, desde perspectivas complementarias, la vida en el interior del Wybrany College, un colegio de lujo para hijos de ministros, empresarios y actores (también mafiosos), que quieren proteger la educación de sus hijos en aquel centro educativo aislado de los peligros de la ciudad. La primera parte, "Nunca más de doscientos" (número máximo de internos admitidos), está contada por dos narradores en alternancia asimétrica. Uno es Celia, alumna rebelde que cuenta en primera persona sus experiencias. La narración de Celia va desde la fracasada fuga que organizó junto con otras compañeras hasta su relación con el Guía, psicólogo que ocupa el cargo de orientador del centro. Y la fragmentaria narración de Celia se complementa con la de un narrador omnisciente que va dando cuenta, en pinceladas, de las relaciones entre los adolescentes y entre los profesores.



De la espontaneidad y frescura de la primera parte se pasa en la segunda, "Diario de un sustituto", a la visión de la vida interna del colegio desde el punto de vista de un profesor nuevo que sustituye al ausente García Medrano. Su relato en forma de diario con 56 entradas referidas a otros tantos días resulta más pausado y reflexivo. La perspectiva juvenil de Celia, ausente en esta segunda parte, da paso a la visión adulta, llena de dudas e interrogantes, de este nuevo profesor que va descubriendo la farsa oculta en aquel microcosmos cerrado lleno de mentiras y engaños, donde el Guía ha pasado a subdirector. Tales descubrimientos, con sus sospechas y hallazgos, potencian la intriga, intensificada por la impostura del sustituto, las dudas sobre la expulsión de Celia y las conjeturas sobre la ausencia de García Medrano.



Cuando tales interrogantes se van resolviendo ya se puede comprender lo escrito por García Medrano, cuyos papeles habían llegado a manos de su sustituto, quien carecía de claves para su cabal entendimiento. Ahora ya las tiene, a la vez que también el lector, y dichos papeles constituyen el epílogo,"Héroes y mercenarios", donde en un texto proteico, disperso y fragmentado, se anudan cabos y se aclaran interrogantes, a la vez que se realza el significado del título con la desolada negación de ser humano en ese horrendo espacio de "cuatro por cuatro" metros. Ahí concluyen las tenebrosas relaciones de poder viciadas por el miedo y la violencia latente que alimentan esta parábola social de raigambre kafkiana.