Image: Quédate con nosotros, Señor, porque atardece

Image: Quédate con nosotros, Señor, porque atardece

Novela

Quédate con nosotros, Señor, porque atardece

Álvaro Pombo

31 mayo, 2013 02:00

Álvaro Pombo. Foto: Jordi Soteras

Destino. Barcelona, 2013. 256pp., 18'90 €. Ebook: 9'49 €.


Podría aplicarse a Álvaro Pombo (Santander, 1939) la creencia de que el asesino regresa al lugar del crimen: en Quédate con nosotros, Señor, porque atardece ocupa buen lugar la preocupación seminal anunciada en el título de sus primerizos Relatos sobre la falta de sustancia (1977). Por otra parte, su mundo propio (inquietudes peculiares, tipos característicos y estilo) fulgura también en esta novela. Además, revalida su cualidad de autor extemporáneo, dicho con pura intención descriptiva, al tratar de un asunto al margen de las inquietudes comunes del día. Insólito resulta hoy fijarse en la vida monacal, aunque tal motivo lo aborde con perspectiva actual en la que no interesan ni la sinceridad de la vocación, al modo de Juan Valera, ni la galdosiana adulteración del ministerio por "cáscaras de sacerdote", como decía Clarín. Álvaro Pombo -ganador de los premios Herralde, Planeta y Nadal- recrea una mínima comunidad trapense establecida en un convento-cortijo de la sierra granadina para plantear la excentricidad de un grupo que se consagra con frío cálculo a la vida contemplativa en medio de la ajetreada sociedad y debatir la relación entre la Iglesia católica y el mundo contemporáneo.

En este marco genérico se destilan dilemas más específicos: la renuncia al mundo por la entrega confesional al Señor, la coexistencia de lo sagrado y lo profano, las posibilidades de una estricta vida interior, el egoísmo y narcisismo del retiro espiritual (un vivir como rentistas solteros, anestesiados por el rutinario cumplimiento de las reglas, "sin mujeres, sin hijos, sin hipotecas"), el pombiano tema de la bondad natural e inconsciente o el sentido de la literatura.

Estos contenidos tienen el esperable tratamiento especulativo habitual de Pombo con un decir que oscila entre la reflexión de fraseo filosófico y el jugueteo conceptual y verbal que se complace en la paradoja y le da la vuelta al lugar común. A todo ello sirve de base un argumento sin grandes expectativas anecdóticas porque al autor le importan en escasa medida y se limita a aprovecharlas como aliciente del relato. La trama se resume en la convulsión que el suicido de uno de los seis frailes provoca en sus compañeros y en el aprovechamiento malintencionado del suceso por un anticlerical provinciano. Apuntes dispersos sobre el pasado sesentayochista de los frailes de más edad añaden a la trama una leve pátina histórica, pero la novela margina a propósito la ganga sociológica para ocuparse de la vertiente intimista de los personajes.

La problemática religiosa centrada en la fe cristiana no ha de ser obstáculo para un lector a quien tal preocupación le resulte indiferente porque otras vertientes alcanzan bastante interés. Por un lado, la sustancia de los seres humanos y el valor significante o trivial de nuestra existencia. Por otra, el sentido de la vida y de la muerte. En fin, y sobre todo, la aventura interior de unos personajes que se juegan su vida en un forcejeo mental a la postre trágico. Pero que Pombo, enemigo del patetismo dostoieskiano, anima con ocurrencias un tanto gamberras y cuenta a través de una historia culta, divertida, irónica y sutil.