Diego Zúñiga
Todo comienza con la desaparición de varias niñas en Alto Hospicio, localidad al norte de Chile, y cobra carta de naturaleza cuando el fotógrafo Torres Leiva se encuentra con una de ellas que vaga por el desierto, la recoge moribunda y la lleva a un hospital. Así se inicia una historia inquietante que se desarrolla en un lugar perdido, levantado sobre la nada junto a basureros clandestinos. El paisaje es elocuente porque sitúa la acción en un espacio sin arraigo y marginal, alejado de los planes de desarrollo. Y en un ambiente pobre y desdichado en el que las adolescentes crecen solas porque sus padres, extenuados y alienados por el trabajo, regresan a casa sin energía para ocuparse de ellas.Racimo está escrita por Diego Zúñiga (Iquique, 1987), un joven novelista chileno al que habrá que seguir la pista. También autor de Camanchaca (2009) y del libro sobre fútbol Soy de Católica (2014), su profesión de periodista inspira la figura de García, el interés por investigar los hechos y el tratamiento que se hace de ellos.
La aparición de Ximena, figura fantasmagórica entre la oscuridad y la niebla, recupera el pasado y lo sitúa en el primer plano de la actualidad. Así se reabre el caso y con él se revelan algunas circunstancias sobre la realidad sociopolítica que se adivinan generalizadas y muy enraizadas: una policía que no protege al ciudadano, una ciudad sin ley, unos grupos sociales desvalidos y abandonados a su suerte... Todo eso coincide con el desorden personal de Torres Leiva, separado de su mujer y en trance de perder a su hijo, poco a poco integrado en una nueva vida familiar estable junto a su madre. La relación con Ana, que inicialmente parece una tabla de salvación, también salta por los aires y promete dejarlo a oscuras definitivamente. A ello añade la oquedad que se abre sobre sí cuando una noche de excesos se pierde -real y metafóricamente- y en el extravío vislumbra la magnitud de unos hechos atroces y la sima que supone el conocimiento de uno mismo.
La novela de Zúñiga es una réplica actualizada de la ya antigua literatura comprometida latinoamericana. En ella se denuncia la trata de adolescentes, la prostitución infantil, la corrupción policial y política y el desvalimiento de una población que mira atónita sin poder hacer nada. A pesar de todo, lo más terrible es la ambigüedad de la historia, la información escamoteada que también implica al lector dejándole indefenso y sin saber qué pensar. La realidad se convierte en una gran pregunta sobre la verdad y la mentira que somos, sobre el desamparo que provoca la falta de certezas en la que vivimos, y concierne también al sentido de los hechos. Y mientras los personajes y el lector elucubran y se pierden, en el mar cercano se prepara un tsunami que promete aniquilarlo todo.