El novelista formula una sencilla trama que, por la mera simplicidad, logra los efectos deseados. Gina, a través de una serie de casualidades poco verosímiles, empieza a indagar en una zona desconocida del pasado de su madre Paulina y de unos días apasionados -y silenciados y definitorios- que pasó en París al calor de un romance efímero con un galerista de la rive gauche, Jean -Pierre Zanardi, ese empalagoso galán de manual que al cabo nos mueve a la ternura. El escritor barcelonés sabe que cae en el efectismo de los romances ideales, pero en ese equilibrio entre una novela sólida y el sentimentalismo es donde reside la principal virtud de un libro que tiene la virtud agradecida de lo simple. La trama principia con una serie de casualidades que serán la que pongan a Gina tras las andanzas de su madre en aquellos días parisinos que cambiarían definitivamente su vida. Alguien como tú ni brilla ni decae: se basta en ser ‘entretenida' sin más pretensión.
Alguien como tú
Xavier Bosch
24 abril, 2015 02:00El novelista formula una sencilla trama que, por la mera simplicidad, logra los efectos deseados. Gina, a través de una serie de casualidades poco verosímiles, empieza a indagar en una zona desconocida del pasado de su madre Paulina y de unos días apasionados -y silenciados y definitorios- que pasó en París al calor de un romance efímero con un galerista de la rive gauche, Jean -Pierre Zanardi, ese empalagoso galán de manual que al cabo nos mueve a la ternura. El escritor barcelonés sabe que cae en el efectismo de los romances ideales, pero en ese equilibrio entre una novela sólida y el sentimentalismo es donde reside la principal virtud de un libro que tiene la virtud agradecida de lo simple. La trama principia con una serie de casualidades que serán la que pongan a Gina tras las andanzas de su madre en aquellos días parisinos que cambiarían definitivamente su vida. Alguien como tú ni brilla ni decae: se basta en ser ‘entretenida' sin más pretensión.