Image: Sudor

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Novela

Sudor

Alberto Fuguet

20 mayo, 2016 02:00

Alberto Fuguet. Foto: PRH

Random House. Barcelona, 2016. 604 páginas. 20'90€, Ebook: 16'99€

Hay varios conceptos que permiten caracterizar Sudor, la nueva novela de Alberto Fuguet (Santiago de Chile, 1964): desde luego, es una novela sobre el mundo editorial, con sus fiestas, sus estrellas, sus colapsos financieros y su tontería. Es también una novela sobre Grindr, esa aplicación de móvil utilizada por la comunidad gay en la que uno informa y es informado de su aspecto, ubicación y disponibilidad, y que a veces provoca que un amigo deje los postres a medias porque hay un italiano caliente a cincuenta metros y sólo tiene una hora. Tal vez Grind sirva como metonimia de un mundo en el que la intimidad, la sexualidad y las relaciones se han vuelto de una flexibilidad agotadora; o tal vez sólo sea Grindr.

En cualquier caso, otra forma de caracterizar Sudor sea decir que es una novela en la que cruzar el mundo editorial y el Grindr tiene toda la intención y mala uva. Finalmente, convendría no pasar por alto un último elemento: Sudor es una novela sobre Santiago de Chile, que aquí emerge californiana, cosmopolita, orgullosa, ultramoderna, licuante. Estas seiscientas páginas son lo suficientemente desparramadas como para incluir otros muchos devaneos, pero si vamos al núcleo, Sudor se articula en torno a la visita que Rafael Restrepo Carvajal y su hijo dispensan graciosamente a Chile, durante la gira de presentación de un libro inútil que organiza Alfaguara antes de ser absorbida por Penguin Random House.

RRC es un trasunto descarado de Carlos Fuentes, y todas las cosas que de Fuentes se han dicho siempre a los postres (cuando los postres se acaban) en las reuniones de escritores son exhibidas con mucha gracia: la ambición de lujo y poder, el divismo, el tejer constante de influencias, etc. El protagonista, un editor de no ficción (detalle a anotar) homosexual que transita la primera mitad de la cuarentena, se verá obligado a ejercer de cicerone del hijo de Restrepo, genialoide y potencial malogrado, modelo de artista opuesto a su padre: underground, asilvestrado, impráctico, caótico. Gay. Loca. Un peligro. "Te culió un Restrepo y te dejó mal. Mal pero bien. Rico. Prostáticamente exquisito", se lee en la página. Y el lector se lanza de cabeza. Sudor es muy divertida, dotada de una agilidad narrativa y lingüística desacomplejada, excelente en dos terrenos delicados: el diálogo, que resulta urgente y sarcástico como en red social, y las escenas de sexo, que son muchas y significan cosas distintas o nada, pero que en todo momento son visuales y olfativas.

Pese a la diversión, también es un libro duro en algunos extremos, tierno en otros. Porque en ese mundo del que Grindr es metonimia o no, y que tiene un correlato hetero y provincial en Tinder, el amor sigue siendo una pregunta acuciante, de resolución compleja. Las posibilidades de lealtad cuando la intimidad es una elaboración estilística, otra. Planea sobre Sudor una intensa sensación de soledad y marginalidad, la sospecha de que cada salto se resolverá insatisfactoriamente. Fuguet menciona las intrincadas formas de solidaridad y cariño que se producen, pese a todo, entre quienes se reconocen antiguos amantes, fugaces o no, o entre amigos, gays o hetero, desnortados. ¿Y si esta fuera una novela sobre la familia cuando ya no hay familias?

Sudor presenta cierta tendencia a la reiteración y quizás se gusta demasiado en algunos pasajes, pero resulta equilibrada en su condición desbordante, gozosamente chafardera en el name dropping, seductora en la mezcla de realidad y ficción (como Grindr), y felizmente nacida en la intersección de esta cita, "los libros que más me interesan nacieron de violaciones", y esta otra, "no he parado de masturbarme. ¿Acaso eso no es escribir?". Te deja, digamos, mal pero bien.