Inés Martín Rodrigo
Sofía Casanova fue una de esas mujeres avanzadas a su época. Culta, viajera, periodista, traductora, ejerció de corresponsal de guerra -fue la primera mujer en hacerlo- para el diario ABC desde Polonia y Rusia. Poeta, monárquica, católica y muy conservadora, acaso quepa preguntarse si el ostracismo en que cayó su figura no se debe a esa filiación política y al hecho de que se sumó ideológicamente al bando franquista cuando se desató la Guerra Civil. Está por revisar, desde luego, el tratamiento que la contemporaneidad ha dado a los intelectuales de mérito que apoyaron la dictadura.La también periodista Inés Martín Rodrigo (Madrid, 1983) lo hace en su primera novela. Partiendo de la interesante figura de Casanova ha escrito una novela donde la ficción histórica se entrelaza con el intimismo para contar una vida atenazada por la nostalgia y la distancia. Distancia de su Galicia natal, pero también de muchas otras cosas, incluida la sociedad de su época, en la que Casanova siempre fue una extraña. Situada en la Polonia de los últimos cincuenta, la novela rememora desde el lecho de muerte de su protagonista todo su periplo vital. Con este pretexto, Martín Rodrigo pinta con un lenguaje comedido y en primera persona el paisaje interior del personaje. Tal vez en ocasiones se echa en falta algo más de ritmo en la narración, aunque si lo que pretendía la autora era recrear el estilo de la época y contagiar al lector de la nostalgia de la historia, sin duda lo ha conseguido. Casanova tiene quien le escriba. Y Martín Rodrigo merece tener quien la lea.