El aliado
Iván Repila
25 enero, 2019 01:00Iván Repila. Foto: Archivo del autor
Tal vez sea porque comparto o alguna vez compartí la evolución, las preguntas, las contradicciones y las inseguridades que Iván Repila (Bilbao, 1978) insinúa como motor de su escritura en los "Reconocimientos" finales de su nuevo libro; tal vez sea porque en las redes sociales he tenido alguna oportunidad de ver en acción a "aliados" de pantomima que regalan a las amigas su solidaridad masculina con condescendencia de senador romano y aleccionan a desconocidas con posts sobre cómo ser buenas guerreras (básicamente, vienen a decir estos animosos muchachos, el feminismo consiste en lo que ellos expliquen acerca del feminismo); tal vez sea porque, en su aparente sencillez, El aliado se propone retos bien complicados que abarcan varios frentes de esos que los críticos, según marca la ortodoxia, tendríamos que contemplar con un mustio fruncimiento de nariz (me explico en breve)...El caso es que la novela que hoy comento no sólo me ha parecido divertida e inteligente, oportuna y con olfato para la urgencia, trolleadora y concebida para que rule y sea compartida entre discusiones o entusiasmos, sino que incluso la calificaré como (allá va una frase apta para cintillas publicitarias, hoy andamos desatados) la novela española definitiva que debe leer cualquier hombre que de verdad aspire a decir que es feminista sin dar excesiva vergüenza ajena. Repila, que por supuesto puede ser leído por personas con todo tipo de cuerpos, afectos o genitalia, se ha animado a desarmar con gran precisión todos los tópicos en torno a la relación entre masculinidad y feminismo, y luego los ha rearmado en forma de comedia cruel y levemente futurista (un futuro que, como los de J. G. Ballard, discurre dentro de cinco minutos), con un oído excepcional para captar el tono de la vida de clase media en los frentes familiar, social e internauta. Ojalá lo leyéramos todos los directamente aludidos y escucháramos cómo explota.'El aliado' es la novela definitiva que debe leer cualquier hombre que de verdad aspire a decir que es feminista sin dar excesiva vergüenza
El aliado del título es un tipo (I.R.R. sus iniciales) que se considera el hombre más feminista del mundo. Cuando empieza a salir con una activista brillante a la que admira, sus animados debates en torno a la cuestión le hacen llegar a la conclusión de que ese movimiento político adolece de un grave problema: la renuncia a la violencia. Así que empieza a diseñar una estrategia para espolear al movimiento feminista español en la dirección adecuada. No cuento nada más, para evitar spoilers, pero resumiré la novela como la historia del mansplaining más radical jamás ejecutado, un reverso fibroso para El cuento de la criada de Atwood.
El "Epílogo" que Aixa de la Cruz ha escrito, imaginando la retórica y las líneas de investigación académicas de un futuro 2046, es excelente y contribuye a multiplicar la potencia interpretativa de esta gran broma de seriedad fatal cuyo centro está ocupado por un personaje que imagina a quienes le rodean como el terreno perfecto para sus experimentos antropológicos y las investigaciones de su insaciable curiosidad. Alguien un poco trágico, enamorado y disparatado. Mesiánico y maquiavélico. Hay un escena, al final de la segunda parte, en la que el protagonista es atravesado por una dolorosa lucidez; en ese instante, me levanté y aplaudí. Luego, I.R.R. sigue con su misión y la novela desemboca en una suerte de metáfora extrema provista de numerosas aristas y no poca perversidad.
Intuición sociológica, sentido del humor corrosivo... Con las herramientas que a Michel Houellebecq le sirven para explicarnos otra vez que hay hombres con disfunción eréctil, Repila tiene cosas menos flácidas que contar: por ejemplo, que el cruce de carácter individual y militancia colectiva siempre será complejo, o que las trampas del patriarcado nos esperan en los rincones más insospechados de nuestra propia personalidad. Por lo demás, celebro su escritura pulida, concebida para ser didáctica y política (aquí pueden recrear esas narices críticas frunciditas de las que hablé antes) sin dejar de ser, en ningún momento, literaria y, sobre todo, inasequible a la simplificación, aunque paradójicamente recoge con afilado espíritu satírico todas los discursos simplistas que se escuchan en cualquier cena corporativa o familiar cuando llega el primer gin-tonic.
Una operación difícil que indica un posible camino para la supervivencia de la novela ahora que no pinta nada para nadie, un tuit mejor que cualquier otro tuit y en doscientas cincuenta páginas en vez de doscientos cincuenta caracteres. En definitiva, El aliado es un juguete brillante que llega justo a tiempo para lanzarlo a la cara de algunos cretinos y al espejo en el que me miro.