El afán de poder, el dinero, la influencia..., como formas poco éticas de sobrevivir en sociedades donde esos valores prometen horizontes al alcance de muy pocos, son temas que alimentan de un modo u otro cine y literatura. Cuando se convierten en el eje argumental de una novela del género negro y ambicionan proponer la crónica de una época (la nuestra), una ciudad (Madrid) y unos valores, es difícil que la trama no suscite interés, porque señala las múltiples direcciones de una realidad que tiene poco que alegar en su defensa.
Fernando Benzo (Madrid, 1965) cuenta en su historial de escritor con nueve títulos narrativos que preceden a Los perseguidos, su última y más ambiciosa propuesta, y en ellos ya puso su mirada, entre crítica y nostálgica, con el fin de novelar el ideario social y personal de una generación que estrenó libertades con la llegada de la democracia. Y si bien es verdad que se sirve de materiales que pueden resultar tópicos, también lo es que ha ido creciendo sobre un estilo propio, cuya mayor fortaleza está en la manera de presentar y construir sus argumentos.
Aquí se conjugan las intenciones de dos grandes momentos del cine realista y social, Deprisa, deprisa, y Barrio, para servir un argumento que trata, como anuncia el título, de aquellos a quienes “persigue” la obsesión por huir de su vida marginal buscando la salida más fácil: primero robos, después droga, corrupción…, y el riesgo de la ambición y la codicia desmedidas.
La idea adquiere cuerpo con la complejidad del material narrativo y el eje estructural en la que se sostiene: dos tiempos alternos sintetizados en dos palabras, “antes” (comienzos de los 80) y “ahora” (la actualidad), y en dos vidas. A partir de ellos se va desplegando una historia que comenzó hace casi 30 años y va a ir componiendo una periodista joven y ambiciosa que busca material para sus artículos y no parará hasta destapar un entramado que inculpa a policías corruptos, capos de la mafia internacional y al ministerio del Interior.
Todo lo que ocurrió “antes” lo recompone para ella la memoria de un expresidiario traicionado por sus cómplices, necesitado de respuestas que cree poder encontrar en los tiempos que componen el recorrido de la banda juvenil: sueños, traición y olvido.
[Fernando Benzo gana el Premio Azorín con una novela sobre crimen y corrupción en Madrid]
Es difícil saber cómo empieza una historia así, sugiere la tesis que sostiene la novela, ni dónde acaba. Son múltiples los interrogantes que suscita pero exige, eso sí, afrontar con paciencia las casi 700 paginas de emociones propias de un gran relato realista de acción e intriga. La pericia del autor se encarga del resto.