Con muy buen criterio, Salamandra está recuperando todo Dennis Lehane. Sin duda alguna, uno de los mejores escritores contemporáneos más allá de prejuicios con el género negro al que suele adscribirse, aunque muchos de sus libros se salten las convenciones noir y sean un ejemplo de la mejor literatura que uno puede leer.
Las novelas de Lehane se mantienen con una fuerza atemporal que poseen pocos autores, porque sus historias reflejan conflictos sociales y políticos que siguen latiendo en Boston, la ciudad donde nació en 1965 y que convierte en espejo de los males y corrupciones del mundo de hoy. Por tanto, suenan como universales.
Un trago antes de la guerra es su primera novela. Con ella inicia la saga protagonizada por los detectives Patrick Kenzie y Angie Gennaro, amigos de la infancia con pasados turbulentos. Unos pasados que iremos descubriendo de un modo gradual a lo largo de las seis entregas, pues Kenzie odia a su padre maltratador y Gennaro tiene familiares en la mafia y sufre violencia de género a cargo del marido. Y sí, Kenzie y Gennaro se han convertido en grandes personajes, tan humanos en sus errores y contradicciones.
Esta recuperación cuenta con una nueva traducción de Eduardo Hojman: “Mis primeros recuerdos están relacionados con el fuego”, mientras la anterior era de Ramón de España: “En mis primeros recuerdos aparece el fuego”. Las diferencias resultan visibles desde esta primera frase, también los matices de la voz y la utilización de las conjugaciones, pero ambas son válidas y fomentan la lectura de esta espléndida novela de 1994 que suena tan actual.
“Por lo general doy por hecho que todo el mundo miente hasta que se demuestre lo contrario, y la mayoría de las veces acierto. Otras veces, las menos, me he fiado y he descubierto el embuste demasiado tarde, casi siempre de manera traumática”, piensa Kenzie en esta historia que bebe de Raymond Carver a J. L. Burke pasando por Richard Price para retratar las costumbres y carencias sociales en una ciudad en la que saltan las tensiones raciales y la corrupción se normaliza.
Más allá de prejuicios con el género negro, lehane es uno de los mejores escritores contemporáneos
Un trago antes de la guerra es un relato sombrío y pesimista de la condición humana como sociedad. A pesar de que en esta primera entrega estamos ante una investigación que hunde un pie en la raíz de la tradición clásica, y otro en una más moderna, siempre tenemos la sensación refrescante de que Lehane no se repite, que lo que nos cuenta se siente como novedoso, con lo complicado que es en el noir.
Y es que el argumento es un mero vehículo para hablar de las emociones y deseos humanos a través de unos personajes muy bien construidos. Más que ninguna otra cosa, con esta novela y las siguientes, salpicadas de desapariciones de niñas y asesinatos, estamos ante la historia de esta pareja de detectives cuya relación irá creciendo, y también de una ciudad en constante cambio, Boston, otro personaje esencial para entender cómo se comportan los protagonistas.
[Crítica de 'Después de la caída', novela de Dennis Lehane]
En esta primera entrega, lo que parece un trabajo fácil (encontrar a una mujer que supuestamente ha robado unos documentos a un senador) se convierte en una vorágine de violencia que se extiende por la ciudad y se ramifica en instituciones y personalidades. Con una prosa precisa, unos diálogos ágiles y un retrato poliédrico de la psicología de los personajes, Lehane consigue una magnífica novela que crece entrega a entrega.