'Negro tal vez', de Attila Veres: 12 relatos de terror salvaje y cotidiano para retratar el malestar de nuestro tiempo
- El escritor húngaro sigue las huellas de maestros como H. P. Lovecraft y Robert Aickman, explorando el horror cósmico y rural.
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Precede a esta colección de doce relatos del húngaro Attila Veres (Nyíregyháza, 1985) un interesante y certero prólogo de la escritora argentina Mariana Enríquez, donde ofrece las coordenadas literario-mitológico-cinematográficas del autor de Negro tal vez.
Aludir al género de terror resultaría demasiado vago e inexacto; por ello menciona Enríquez el horror folk (rural), el horror cósmico, la tradición fantástica o un subgénero literario que podría llamarse ficción rara o ficción oscura. Sitúa a decenas de autores, entre ellos H. P. Lovecraft o Robert Aickman, en la base de este Veres del siglo XXI. Destaca la calidad y libertad narrativa del narrador, el empoderamiento femenino frente a la fragilidad masculina, la insensibilidad contemporánea…
Son elementos fundamentales, aunque quizá el núcleo sea la evidencia del mal en este mundo, que, en el caso de Veres, deriva hacia la descripción minuciosa de lo diabólico-satánico a partir de las relaciones y los movimientos cotidianos.
Parte casi siempre de situaciones, digamos, normales (una pareja que viaja de vacaciones a un balneario, como en “Dormiremos en la nieve”) para ir introduciendo progresivamente notas de lo inquietante y de lo salvaje, que acaban tiñendo y dominando todo el conjunto para volverlo una casa de los horrores o una pesadilla donde se normaliza que los niños devoren y aúllen junto a los lobos, que criaturas poseídas por sumos sacerdotes se hagan cortes con cuchillas en tu cuarto de baño, o que haya un cadáver flotando en la piscina sin que parezca importar.
Ya en el primer texto, “Morder a un perro”, el enamoramiento y la estabilidad de una pareja cambia de signo a partir de una pelea de perros en el parque. La convivencia armónica sufre el ascenso de lo oscuro/violento hacia un mundo en el que las personas atacan a los canes en misiones nocturnas de comando. Entretanto cabe el humor de un concepto como “mordedora en serie”.
El alto ejecutivo de “Multiplicado por cero”, que emprende un viaje de riesgo organizado por una extraña agencia hacia un territorio sin ley dominado por la barbarie y la brutalidad de deidades y de humanos, intercala sus recomendaciones y consejos de viajero sensato al tiempo que sus compañeros de viaje son torturados de todas las maneras imaginables.
Veres nos enreda, en la mayoría de relatos, en la lógica perversa de sus protagonistas proponiendo una normalidad de victimas y verdugos que el lector puede aceptar o rechazar según su nivel de tolerancia a las descripciones de vampirismo, peluches que se vuelven monstruos, abusos sexuales, sacrificios, descuartizamientos, antropofagia, empalamientos o posesiones diabólicas.
Caben excepciones donde el misterio se trata de otro modo, como el hermoso “Ciudad de niebla”, donde un periodista reconstruye la historia de bandas musicales underground locales que no tuvieron éxito, hasta dar con una que transformó las vidas de quienes pasaron por la experiencia entre mística y paranormal de escucharlos.
Veres parte casi siempre de situaciones normales para
ir introduciendo notas de lo inquietante y salvaje
Inquietante y paranormal es también la historia de un profesor adjunto universitario, en “No es mamífero”, que deviene etiquetador de páginas porno y asiste a la novedad de la llegada de una vecina joven que va a trastocarlo todo hacia lo satánico desde un aparente enamoramiento inicial.
El medio rural y la brutalidad que propicia entre sus personajes fracasados y alcoholizados es otra constante del libro, pues aquí lo macabro linda directamente con lo repugnante entre enterramientos de vivos en zanjas y regresos de muertos, o en la deriva entre hampones de un protagonista que acude por azar, tras escapar de un asalto, a una cata en una laberíntica bodega en “El complejo ámbar”.
Un libro para asiduos a esa “magia negra” de género fantástico que describe Enríquez, y de difícil lectura para quienes les hastíen los textos basados en los efectos especiales del repertorio del mal y de la barbarie y prefieran literatura de la pura realidad, sin artificios.