Davide conoce por Internet a un tal señor Pasolini, que se empeña en concederle una entrevista. Es sencillamente imposible que sea el auténtico Pier Paolo Pasolini: estamos en 2002 y el poeta y cineasta fue asesinado de manera brutal en una playa de Ostia en 1975. Pero su voz por teléfono suena igual. ¿Será un fantasma? ¿O solo un mitómano? Davide acude a su encuentro en un hotel, y descubre que también tiene la cara, el cuerpo, los gestos y las ideas del auténtico Pasolini.
Así comienza Pasolini, el cómic de Davide Toffolo (Pordenone, 1965) que, dos décadas después de su publicación original en Italia, donde no ha dejado de reeditarse, y después de una edición española con el sello de 451 Editores en 2012, llega de nuevo a España de la mano de Altamarea, que inaugura con él su colección de novela gráfica. Hoy, 2 de noviembre de 2023, se cumplen precisamente 48 años del asesinato de uno de los creadores más fascinantes y combativos del siglo XX.
La idea para este libro irrumpió de golpe en la mente de Toffolo: "Llevar a un joven escritor a conocer a un mitómano que habla con las palabras de Pasolini en un viaje contemporáneo a los lugares de su vida. De Bolonia a Roma al volcán de Sicilia para llegar al Museo del Prado de Madrid, donde el propio Pasolini dice estar en un cuadro de Velázquez. El mío es un metalibro pero también una novela real, con una trama original", explica el autor a El Cultural.
Además de ser uno de los autores más destacados del cómic italiano, Davide Toffolo es guitarrista y cantante del grupo de art rock Tre Allegri Ragazzi Morti (“tres alegres chicos muertos”), que actúan siempre bajo máscaras de calaveras, y que él lleva puesta también en sus fotos promocionales como autor de cómic y en sus publicaciones en redes sociales.
Con una atmósfera onírica, Davide Toffolo se introduce en su propio cómic (traducido por Ernesto C. Gardiner) para dialogar en profundidad a lo largo del libro con el señor Pasolini, que se expresa con las palabras del verdadero Pier Paolo Pasolini tomadas de libros, entrevistas y artículos del poeta en un minucioso trabajo de documentación. "Quería investigar la palabra de Pasolini, la de las entrevistas y las declaraciones públicas. Por una afinidad que siempre he sentido, quizás también porque nací en el Friul occidental, el lugar donde nació su poesía juvenil".
Esas conversaciones tienen lugar en los lugares de Italia que formaron parte de la biografía de Pasolini, como Bolonia, donde estudió y pasó los mejores años de su vida; Roma, donde ambientó algunas de sus obras más destacadas, como su primera novela, Chavales del arroyo; o el volcán Etna, donde rodó Pocilga (1969), una de sus películas más polémicas con permiso de Saló o los 120 días de Sodoma (1975, su última película antes de ser asesinado). Por medio de este viaje por los escenarios pasolinianos, que el propio Toffolo hizo en la vida real, el guionista y dibujante consigue desgranar la cosmovisión de Pasolini evitando caer en una sucesión de bustos parlantes.
"Esta técnica narrativa me metió dentro de la historia, así que me convertí en actor de mi cómic. Es una técnica que luego utilicé para otros trabajos", señala el autor de otros títulos como Carnera, Il re bianco y L’inverno d’Italia. "Siempre he estado enamorado de los cómics. Leí mucho sobre todo cuando era niño y adolescente y luego la lectura creció conmigo gracias a autores maravillosos que tienen una visión adulta del cómic. Kirby, Magnus, los autores italianos de las revistas Frigidaire y El Víbora me llevaron hacia la novela gráfica".
Después de visitar Versuta, en la región de Friul, donde Pasolini y su madre se refugiaron durante la Segunda Guerra Mundial, y donde ambos dieron clases a los chicos del pueblo, Davide se reúne con el señor Pasolini allí cerca, en un hotel de Pordenone (la ciudad en la que nació y vive el dibujante), donde hablan del primer poemario del escritor, Poesie a Casarsa (1042), escrito en friulano, el dialecto de su madre. “A algunos críticos les hubiera gustado reseñarlo, pero no pudieron porque las revistas de aquellos años, los últimos de la dictadura fascista, no querían que existiera una literatura dialectal”, dice el propio Pasolini.
En ese encuentro Pasolini habla de su relación conflictiva con su padre, militar de profesión, y cómo esta se prolongó en su relación con el Estado: “Mi relación con el Estado (que representa el padre) es fecunda porque me obliga a ser contestatario y a la búsqueda de poesía, de ideas, de ideología; en una palabra, de vida. La revolución viviente”.
Odio a la pequeña burguesía
Aunque Pasolini procedía de una familia pequeño-burguesa (su madre era maestra y su padre oficial del ejército), el sintió aversión desde muy pronto por esta clase media: “Mi producción está marcada por el instintivo y profundo odio contra el estado en el que vivo. Digo estado a propósito para decir estado de cosas y estado político, el estado capitalista pequeño-burgués que empecé a odiar en la infancia [...]. Me provoca una repulsión tan fuerte que no consigo escribir sobre ello, por lo que he escrito solo sobre personajes pertenecientes a las clases populares. Es decir, vivo sin tener relación con la pequeña burguesía italiana, tengo relación con el pueblo y con los intelectuales, porque la cultura de clase media es horrible y está homologada. Pero la pequeña burguesía sí que ha conseguido tener relación conmigo. La ha tenido con los medios de los que dispone, los jueces y la policía. Ha iniciado una serie de juicios contra mi obra”.
El propio Pasolini reconocía su espíritu contradictorio: “La figura retórica que predomina en mis obras es el oxímoron… Definir las cosas por oposición, un amor contrario, no una síntesis sencilla… [...] No genero soluciones. Desvelo la dificultad, la complejidad. La mía es una vitalidad desesperada”.
En este sentido, el autor de Pasolini opina: "Se utilizan fragmentos arbitrarios de su discurso para justificar decisiones incluso contradictorias. Puede pasar. Al final eso es lo que yo también hice, creo que con amor y emoción".
El cocodrilo parlante
Entre las escenas que describen los encuentros entre el autor-personaje y el alter ego de Pasolini, Davide Toffolo inserta un cuento simbólico en el que un enorme cocodrilo recita fragmentos de Il coccodrillo, un poema de Pasolini. Los miembros de una tribu, al descubrir al cocodrilo parlante, lo matan por temor a lo desconocido y más tarde se arrepienten. Una alegoría de lo que Italia hizo con el poeta. “¿Por qué lo hemos acribillado? Hemos venido para comprender y, en cambio, hemos matado al cocodrilo parlante. No hemos entendido qué era y lo hemos matado [...]. Era un poeta y contaba su vida y la nuestra, pero era demasiado diferente y el miedo nos ha armado…”.
"El centenario de su nacimiento el año pasado hizo realidad las palabras de Moravia en su funeral: pocos poetas nacen en un país. Uno cada 100 años. Hoy Pasolini en Italia tiene el peso de una voz profética. Lamentamos la ausencia de un intelectual libre como él", afirma Toffolo, que espera que su cómic tenga el mismo éxito en nuestro país que en el suyo: "Es mi libro más querido y ha presentado a muchos jóvenes la verdadera escritura de Pasolini".