“¡Ahí está mi gato!”, exclama Juanjo Guarnido (Granada, 1967) cuando ejecuta el trazo definitivo con el que lo que hasta ese momento era un personaje indeterminado con cuerpo humano y cabeza de felino se convierte en su querido y reconocible John Blacksad. “Ya pienso en él como si existiera de verdad”, dice el dibujante, uno de los dos padres de este detective que se ha convertido en uno de los personajes de cómic más populares en todo el mundo (y hay quien dice que el más sexi).
La otra mitad del tándem creativo que parió a Blacksad es el guionista Juan Díaz Canales (Madrid, 1972), responsable de unas historias con aroma a noir clásico, ambientadas en la Nueva York de los años cincuenta y protagonizadas por animales antropomorfos (o personas zoomorfas, según se mire). En cualquier caso, es “el alma humana”, subraya Díaz Canales, lo que se explora en estas historietas que, desde la aparición del primer número, hace 23 años, se han traducido a 30 idiomas y llevan alrededor de tres millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, informan los autores.
En una librería especializada de Madrid, Díaz Canales y Guarnido presentan la séptima entrega de la serie y segunda parte del díptico Todo cae. En Francia, donde es todo un fenómeno, está en el tercer puesto de los libros más vendidos, solo por detrás de la última aventura de Astérix y de la novela ganadora del Premio Goncourt, y en sus dos primeras semanas ha vendido 30.299 ejemplares, según los datos oficiales de Edistat.
Nada más empezar, desmienten los rumores de que esta podría ser la última entrega de una serie que les ha dado grandes alegrías también en forma de reconocimientos, como el Premio Nacional del Cómic en España y varios Eisner, conocidos como los Oscar del cómic. "Desde que salió el primer número en el año 2000, Blacksad es un vehículo maravilloso para expresar ideas, para hacer el tipo de tebeos que como lectores nos gustan y para evolucionar como autores", afirma Díaz Canales. "Todavía tenemos esa sensación de asombro ante lo que el personaje y la serie pueden dar de sí, de modo que tenemos absolutamente ninguna razón para no estar felices cada vez que retomamos las historias de Blacksad".
De vez en cuando, los dos autores se dan un respiro y realizan otros proyectos. Guarnido, por ejemplo, es coautor de El Buscón en las Indias, junto con Alain Ayroles, y de la serie Brujeando con Teresa Valero. El proyecto más importante de Díaz Canales aparte de Blacksad actualmente es su labor como guionista de las nuevas aventuras de Corto Maltés, el mítico personaje de Hugo Pratt. Y del mismo modo en que Díaz Canales está "eternamente agradecido a Pratt por haber tenido la generosidad" de que su personaje le sobreviva, también a ellos les gustaría que Blacksad continuase cuando ellos ya no estén. "Yo no quiero pervivir a través del personaje, sino que perviva el personaje en sí, porque mucha gente le tiene cariño", afirma Guarnido. Eso sí, no piensan delegar la tarea en otros autores mientras ellos tengan fuerzas para continuar.
La editorial Dargaud ha lanzado en el país galo una inmensa tirada de 280.000 ejemplares de esta segunda parte de Todo cae, mientras que en España lo habitual es que se impriman unos 2.000, cifra que aumenta considerablemente en el caso de los autores más populares. Aquí la serie Blacksad es publicada por Norma Editorial, que afirma haber hecho una “tirada muy ambiciosa”, pero sin precisar el número, fiel a la controvertida tradición de la industria editorial española de esconder sus cifras.
Las dos partes de Todo cae cuentan una historia de corrupción en la que se mezclan las altas esferas de Nueva York con los bajos fondos. El gran villano es un magnate que mangonea la política de la ciudad para hacerse cada vez más rico construyendo autopistas, túneles y puentes, mientras fomenta el desmantelamiento del sistema de transporte público. Una trama con sicarios de por medio, líderes sindicales amenazados, asesinatos por dinero y por venganza, y en la que el periodismo y el teatro ocupan un lugar destacado.
Aunque hasta ahora Guarnido y Díaz Canales habían desarrollado historias autoconclusivas en álbumes de 54 páginas (a la manera francesa), en esta ocasión han optado por una entrega doble por dos motivos. El primero es “compensar a los lectores tras una larga espera”, ya que entre el quinto volumen (Amarillo, con el que ganaron el Premio Nacional del Cómic en 2014 y un Eisner al mejor álbum internacional en 2015) y el sexto pasaron ocho años. La segunda razón es que una mayor extensión les ha permitido “desarrollar más la trama y las relaciones entre los personajes”.
Entre los personajes secundarios de estos dos álbumes destaca Weekly, “que tiene una trama propia y al que no solo vemos como contrapunto cómico de Blacksad, sino que es un periodista que ejerce muy bien su oficio”, explica Díaz Canales. También Alma, el personaje femenino más importante de la serie, que reaparece por todo lo alto al final del primer volumen de Todo cae y en el segundo retoma su relación con el detective.
Nueva York es “otro personaje de pleno derecho” en la serie, destaca Guarnido. Una ciudad que aparece en todo su esplendor y miseria, “la capital mundial de las finanzas donde también vive gente en condiciones muy precarias”. El dibujante tiene una relación “de amor con sus altibajos desde hace dos décadas”. En la gran manzana pasa al menos un mes todos los años y ha pensado mudarse allí en más de una ocasión. “Es una ciudad que me sirve mucho de inspiración. Además de haberla estudiado tantísimo en libros, reportajes y fotografías, he desarrollado un sexto sentido para detectar en mi campo de visión las cosas que me interesan”. Entre ellas está, desde luego, todo el legado de edificios art decó que ya existían en la época en la que está ambientada la serie. “Nueva York es el mayor museo de art decó al aire libre del mundo”, señala Guarnido.
'Noir' clásico
Dice Díaz Canales que le da "alergia" acabar las historias con una moraleja y que "huyen de la pedagogía", aunque hay reflexiones sobre la desigualdad, la injusticia y la naturaleza humana. "Usamos personajes zoomorfos para representar como en un espejo deformante al ser humano", añade Guarnido.
"El género negro que a mí me gusta no es el que tiene una trama rocambolesca con un final sorpresivo, sino el que profundiza en el aspecto social y también en el aspecto existencial, en esa mirada hacia el interior del ser humano", opina Díaz Canales. "En Dashiell Hammett, de Raymond Chandler, de James M. Cain, es interesante la dicotomía entre lo social y lo individual en sus héroes, esos detectives que son una herencia de los cowboys, esos tipos solitarios que se enfrentan a grandes problemas. Son personajes que nos resultan muy atractivos porque son individuos con una moral inquebrantable, insobornables, que suelen abrazar grandes causas, pero nunca de manera colectiva".
Faltan lectores en España
La enorme diferencia entre las cifras del modesto mercado español y las del todopoderoso mercado francés, donde la bande dessinée cuenta con una gran tradición, explica que “la mayor parte de los autores patrios tengan que trabajar para el mercado americano o para el europeo”, opina Guarnido. “El mercado español no da más de sí. El público de cómic español es apasionado, fiel, pero bastante minoritario”. A pesar de todo, “la situación ha mejorado mucho en los últimos veinte años”, añade.
“Yo tengo un discurso optimista respecto al panorama del cómic en España, porque es verdad que ha cambiado mucho", opina Díaz Canales. "Profesionalmente sigue siendo prácticamente imposible trabajar solo para España. No obstante, el mercado ha ido subiendo, hay más editoriales y se han profesionalizado, desde el punto de vista del lector es una época gloriosa porque se traduce todo lo mejor de los tres mercados principales, que son el americano, el francobelga y el japonés; también se ha dado el paso de llevar el cómic a las librerías no especializadas, lo cual también fue un hito; hay un mayor reconocimiento del cómic como medio, con la creación del Premio Nacional del Cómic, y ya no es raro que se hable de cómics en las secciones de cultura de los medios de comunicación. Es decir, estamos mucho mejor, pero al mismo tiempo todavía estamos lejos de conseguir una industria saneada. Necesitamos atraer más lectores, hay que seguir trabajando en muchas direcciones. Por ejemplo, en la educación: que pase como en Francia, donde no hay una barrera entre literatura y cómic, y en los planes de estudio se utilizan los tebeos como apoyo didáctico".