Un paseo por Ciudad Despojo, el universo desquiciado y mutante de Mario Rivière
Con un estilo que recuerda al 'underground' de los 70, el ilustrador y guionista madrileño hace disfrutar al lector con la precisión del detalle macabro.
1 diciembre, 2023 02:00La pantomima de lo políticamente correcto ha calado con profundidad en el tejido de la convivencia. Nada se critica, nada se sanciona. Excepto si ha sido señalado por un colectivo afín. Solo entonces queda uno autorizado para atizar con saña cualquier causa contraria, evitando la saludable reflexión previa.
La provocación actúa como un tónico nervioso capaz de recomponer el sistema operativo mental y así esquivar el pensamiento mainstream. Para tal menester contamos con la aportación inestimable y dislocada del ilustrador y guionista Mario Rivière.
Aquellos más veteranos, que pudieron satisfacer su curiosidad malsana con la oferta gráfica de los 70, reconocerán en Amanece en Ciudad Despojo el espíritu canalla, inspirado y provocador de la propuesta gráfica típica de la época setentera. Los diferente relatos —góticos, surrealistas y truculentos— que dan forma a este cómic rememoran la propuesta underground de aquel tiempo desde la admiración, cuando los más jóvenes comprábamos a hurtadillas tebeos en los kioscos.
Aquí vuelven las temáticas de otrora actualizadas por Mario, en una suerte de homenaje hiperbólico y atemporal con una obra plagada de lecturas terroríficas, mágicas, escabrosas o siniestras. Entreverado con sutileza entre las viñetas descubrimos algo más: un tono crepuscular, de ocasión perdida, de huida hacia delante que no oculta su conexión con los tiempos que nos toca vivir y que requiere un cambio de actitud.
El grafismo combina creatividad y virtuosismo para prendar la mirada y hacerla disfrutar con la precisión del detalle macabro. Mención aparte merecen los diálogos: prolijas aclaraciones sobre los abyectos fines de los protagonistas y sus funestas circunstancias que sorprenden por el énfasis febril de las explicaciones. Lo raro y escabroso se convierte en lo cotidiano para los vecinos de Ciudad Despojo.
Y como todo ocurre de forma trepidante, uno se queda con ganas de más. He dejado el cómic a la vista en mi estantería. Para revisitarlo.