Mi primer bikini
Elena Medel
12 junio, 2002 02:00Elena Medel
Sorprende la precocidad poética de Elena Medel (Córdoba, 1985) incluso en un género literario en el que no suele resultar escasa. Pero la precocidad es un arma de doble filo que acaba dañando al mismo que ayuda a promocionar. "Posters de Casillas y Kavafis y Bart Simpson/en mi habitación de cuento de brujas". No son las habituales referencias literarias las que ocupan el primer lugar en la poesía de Elena Medel. Sus poemas están llenos de alusiones a cierta cultura juvenil y a la mitología de una infancia aún cercana: los pitufos, la Bella Durmiente, Cenicienta, Heidi. Una comprensible ingenuidad alterna en los mejores textos con una rara sabiduría y un decidido empeño de huir del mero desahogo sentimental tan propio de los adolescentes de cualquier edad.Mi primer bikini es un libro escrito con gracia y desparpajo, con voluntad de experimentación y sorpresa. En el poema "Copero" se utiliza la técnica del engaño-desengaño que con tanto acierto estudiara Carlos Bousoño: "Néctar y ambrosía en mi amuleto,/ardes al desgarro de otros dientes,/derretida te revuelves en su boca:/hermosa te acicalo para otro" Los versos finales resuelven el enigma: "Cada tarde, de ti soy Hermes eficiente:/ alas mi Vespino, casco gorra roja./ Quién es./Telepizza. ábrame./ Traigo su pedido". Algún desajuste hay, sin embargo, entre el comienzo y el final del poema (el cocinero se convierte en repartidor), que no pasa así de un frustrado ejercicio de ingenio a la manera del ángel González.
Otro ejercicio encontramos en el poema "Traveling", que algo tiene de homenaje al mundo narrativo sincopado y realista de Pablo García Casado. Una vida joven se cuenta hacia atrás, como en el "Viaje a la semilla", de Alejo Carpentier: "aquella ecuación que no salía en un examen,/tardes de apuntes con minifalda,/Góngora -grafito borroso en tu pupitre-,/la barba incipiente y orgullosa,/los novillos antes de tiempo, la desgana,/el tebeo de Goku que leías en el cole,/los partidos del recreo, el bocata de chorizo,/la Primera Comunión, la vecina de enfrente..."
Realismo y onirismo hay en los poemas de Elena Medel, estilo coloquial ("Por merecer la más bella envoltura rezo cada noche./Por ser la vencedora en la batalla diaria de Zara") y controladas muestras de escritura automática, como las que encontramos en "El secreto de Heidi", el extenso y ambicioso poema con que concluye el libro: "Qué agradable es beberse la cuenca de los ojos,/ armarse la boca de septiembre a mediodía".
Son pocos los poemas de Elena Medel en los que no vale más la intención que el resultado, algo quizá inevitable, dada su edad. Pero su decidido empeño de ensayar diversos tonos, su afán de riesgo, resultan encomiables. Como en tantos otros poetas jóvenes, que en muchos casos tienen más de jóvenes que de poetas, lo que queda de su libro inicial es menos el logro de algunos poemas que la promesa del nombre del autor. Quienes gusten de las apuestas, no parece que arriesguen mucho haciéndolo por Medel, aunque de momento, para bastantes lectores, lo más llamativo de Mi primer bikini sea la fecha de nacimiento de la autora.