Pere Gimferrer: "No sé si alguno de mis versos justifica mi vida. Quizá no haya ninguno"
Pere Gimferrer. Foto: Domenec Umbert
El martes, el poeta y editor recordará en el ciclo Maestros x Maestros de la poesía contemporánea a Juan Ramón Jiménez, el residente más famoso (con Lorca, Dalí y Buñuel), y el 9 leerá sus propios poemas. Capaz de reinventarse a los 60 años por amor, Gimferrer anuncia nuevo libro para 2011.
-¿Se atrevería a adelantar qué poetas “apuntan maneras” para ser los esenciales del XXI? -No, es demasiado pronto. Marzal, Vicente Gallego, José Luis Rey, que quizá sea el que más destaca de su generación, Azaústre... Llevamos muy poco tiempo pero además, los que estamos vivos, no sé, no sólo yo, Paco Brines, Carlos Edmundo de Ory, Caballero Bonald, también somos del siglo XXI. Rubén Darío publicó sus libros más importantes en el siglo XX, aunque sus primeros libros apareciesen en el XIX. -¿Por qué no nos cuenta cómo comenzó a leer poesía por obligación cuando era un niño? -En parte voy a hablar de esto el día de Juan Ramón en la Residencia: de niño las cosas que me hacían leer en prosa me interesaban muy poco, por ejemplo, el Lazarillo, que jamás he leído entero, o el Quijote, que luego he leído cinco veces, pero de mayor, mientras que la poesía que me hacían leer generalmente me entusiasmaba; recuerdo vivamente la impresión que me produjo Calderón; tardé más en llegar a Góngora, pero Rubén Darío me deslumbró a los 12 ó 13 años. -¿Es más difícil publicar poesía ahora que en su juventud, cuando a los 18 años editó Mensaje del Tetrarca (1963)? -Bueno, yo no tengo ahora 18 años y no sé lo que pasa hoy, pero me imagino que, como ocurría cuando yo era joven, sólo pueden acudir a un premio o costearse la publicación, como hice yo mismo, que concurrí a un premio, no lo gané, y acabé financiando la edición. Hoy quizá hay más premios que antes, pero también más concursantes. -Hace tiempo explicó que para un poeta “lo más difícil” no era lograr el gran poema que justifica toda una vida, sino “un buen verso, un verso definitivo”. ¿Cuál sería el suyo? -Ya me gustaría saberlo, podría decirlo de otro poeta, de mi mismo no sé, a lo peor no hay ninguno, yo que sé, aunque hay otra cosa igualmente difícil de conseguir y es escribir poemas buenos durante una trayectoria dilatada, y en particular a partir de cierto momento de la vida de uno: escribir poemas de cierto interés a partir de los 50 años, no digamos a partir de los 60 años. Escribir poesía en la adolescencia o en juventud, si estás medianamente dotado, es más factible que mantenerse en la madurez y en la vejez, pero de esto hay algunos ejemplos, como el propio Juan Ramón, que escribió poemas muy buenos en su vejez. Yo todavía no tengo tanta vejez como Juan Ramón, al menos no me veo así en el espejo. -¿Quiénes son hoy sus poetas contemporáneos? -Lógicamente, considero que no son sólo los poetas que personalmente he tratado, y que algunos han tenido gran importancia para mí, como Aleixandre, Octavio Paz o Alberti, sino que hay otros que lo han sido siempre, como Rubén Darío, Góngora, Rimbaud o Dante."De niño las cosas que me hacían leer en prosa me interesaban muy poco, por ejemplo, el Lazarillo, que jamás he leído entero, mientras que la poesía me entusiasmaba"
Alérgico a internet -Clásicos de nuevo, pero ¿qué tal navega en la red, recurre a internet en busca de información sobre nuevos poetas? -En absoluto, bastante tengo con lo que llevo en la cabeza. Establezco tantas conexiones mentales que sólo me faltaría añadir otras informaciones tan abundantes como poco discriminadas. -Creo que acaba de termiar un nuevo libro, ¿qué puede adelantarnos de él? -Bueno, no demasiado. Saldrá a comienzos de año, en enero o febrero, por eso tampoco quiero leer nada en la Residencia, porque se trata de un poema unitario de quinientos versos dividido en diecisiete apartados, en romanos. -¿Está Cuca de Cominges, su segunda esposa, protagonista de sus últimos libros, también detrás de esta obra? -El libro va dedicado a ella, pero a diferencia de mis dos libros precedentes, no trata de amor únicamente; también del paso del tiempo, de la poesía, de la experiencia vital acumulada, es una reflexión sobre el papel del arte en el mundo actual... Su temática es mucho más diversificada que en libros anteriores. -Ahora que lo menciona, ¿cuál sería el papel del arte, de la poesía, en el mundo del hoy? -Por lo menos desde que existe la poesía de forma escrita, su papel es darnos una forma de conocimiento que no existiría sin estas palabras y que no se puede en realidad pasar a otro lenguaje sino el del poema mismo, es decir, es una interpretación intensa y única de la realidad que sólo se da a través del poema. -Como editor de Seix Barral, ¿teme a los recortes que anuncia el Ministerio de Cultura? -Aún no se conocen todas las medidas ni cómo los recortes afectarán al mundo del libro, pero Mario Lacruz, con el que trabajé muchísimos años, solía decir algo que sigue siendo verdad, que el libro va por su lado. De la misma manera que en lo más duro de la Guerra Civil las salas de cine estaban llenas, los libros siguen comprándose, incluso en los momentos de mayor postración económica."Desde que existe la poesía de forma escrita, su papel es darnos una forma de conocimiento que no existiría sin estas palabras y que no se puede pasar a otro lenguaje sino el del poema mismo"