DVD. Barcelona, 2010. 80 páginas. 9 euros



Yo no sé si en Martín López-Vega (1975, Poo, Asturias) hay dos poetas, como propone la contracubierta de Adulto extranjero: lo que sí es seguro es que todos sus libros nos ofrecen poemas que consiguen transmitir emoción y conocimiento por encima de la diversidad de inspiración, tonos y formas que suelen integrar cada conjunto. En Adulto extranjero vuelven a ser la experiencia viajera y sentimental los ejes de una reflexión sobre la realidad vivida que en ocasiones se despliega en largos poemas como los dos de tema portugués que abren y cierran el libro y otras veces se concentra en una situación, un objeto, un lugar o un personaje. A los primeros no les faltan buenos hallazgos instantáneos en medio de su carácter más anecdótico y digresivo; para mí son los segundos, sin embargo, los que más eficazmente trasmiten sentido y emoción, más allá de la contención y distancia que la ironía, la andadura amétrica del verso y alguna salida de tono procuran a menudo.



Cuando el poeta hace caso a lo que dice en "Lema" ("Deja de contestar todas las preguntas/ y atiende sólo a lo que late") su intuición suele dar sus mejores frutos, como en "Instrucciones para la elaboración de colores para la pintura" o en el delicado "Vårnatt i Hagen". Y, sobre todo, cuando ahonda en la intimidad sin voluntad de rareza es cuando consigue poemas verdaderos como "Última lección", el mejor del libro. También entre las experiencias viajeras encontramos estampas penetrantes ("D.F.", "Gianicolo"), reflexiones punzantes como las de "Birkenau en diciembre", sobre otra visita al campo de exterminio nazi, o la sugestiva conclusión que provoca la mirada en "Hablan los cuerpos del Orto dei Fuggitivi": "De nuestras muertes lo sabréis todo./ De nuestras vidas, absolutamente nada./ Contemplarnos es vano. La única moraleja/ es tan evidente que no vale una metáfora:/ en este incendio sirve sólo ser la llama". La serie italiana "SPQR" ofrece, en fin, unas interesantes variaciones de viaje sentimental por Italia en las que no falta el guiño de humor culturalista: "aunque las mejores imitaciones sin duda, fueron,/ amor, las tuyas de la beata Ludovica Albertoni/ y, sucesivamente, de santa Cecilia".