Con Machado es fácil atreverse. Otra cosa es san Juan de la Cruz: a éste sólo le siguen los valientes con talento, como José Manuel Suárez. Carrera de fondo en tres volúmenes, El mal de amén: Tríptico (Burgos: Monte Carmelo, 2011) entronca con la tradición más intratable de la mística española: los mundos interiores de la lírica débil palidecen ante la Búsqueda con mayúscula, la espiritual, la de Dios: "En el derrumbe y trueno a contrapaz,/ mi trabajo contigo te edifica". Poesía de verdad a contracorriente, de verdad revolucionaria, de verdad.



No aprendemos. Tengo una cita con la Muerte: Poetas muertos en la Gran Guerra (Orense: Linteo, 2011) cuenta la historia de la masacre por boca de sus protagonistas, los poetas, los muertos. Todos jóvenes y británicos: Rupert Brooke, Isaac Rosenberg, Edward Thomas... Editan Borja Aguiló y Ben Clark, que saben lo que hacen. "¿Qué toque de difuntos para los que se mueren como reses?" acusa Owen. Y la humanidad entera se siente culpable. Pero no lo suficiente para aprender.



En poesía molesta casi todo. Rima, ritmo, gramática: siempre de sobra. A todo lo no amado (Barcelona: Plaza & Janés, 2011) es la particular idea que Pureza Canelo tiene de poesía libre: las palabras caen en la página sin apenas nexos, sueltas por esos versos de Dios: "Elementos/ de un estado a otro/ a capricho de mundo". Al final acabaremos con el lenguaje mismo, para dejar que la poesía sea sólo espacio en la mente del lector. Alusiones que significan más que algunas expresiones.