En no pocas ocasiones la escritura incorpora el humor, bien algo escaso entre los poetas, como sucede en "Hablarán las oscuras concubinas", cuyo único verso dice: "Tú déjalas hablar. Que algo dirán". Es, como sucede con el tono irónico, una muestra del agudo ingenio de Clark. Y hay que decir que lo humorístico sirve también para poner en solfa el valor de un poema al tiempo que se critica al sistema financiero, como, por ejemplo, en el titulado "TAE".
No basa este libro su éxito en sucesos extraordinarios o fantásticos ni en una figuración arriesgada, sino partiendo de algo corriente, o incluso mínimo, saber extraerle lo que de poético pueda tener y decirlo con un lenguaje siempre rítmico, gratificante para el lector, quien no puede sustraerse a la agudeza y al modo de ver de quien habla. Con todo, también se hace materia del poema algún acontecimiento de relieve, como el atentado de Omagh, donde la muerte de otros implica que "no mueren solamente los que mueren, ni continúa vivo quien recuerda", lo que pone de relieve la empatía del sujeto con aquello de lo que habla. Un buen libro de Clark, uno más.