Juan Gustavo Cobo Borda. Foto: Mariela Agudelo

Tusquets. Barcelona, 2012. 324 páginas. 19 euros

La figura del poeta y ensayista Juan Gustavo Cobo Borda (Bogotá, 1948) desborda la creación poética al haberse convertido en un referente de la intelectualidad colombiana. Durante diez años dirigió la revista Eco (1873-1984) y ocupó cargos en las embajadas de Buenos Aires, Madrid y Atenas. Recuperó algunas de sus colaboraciones críticas en La tradición de la pobreza (1980). Historió también la poesía moderna colombiana: Historia de la poesía colombiana (Siglo XX) (1984) y ha publicado ensayos como Para llegar a García Márquez (1997) o Borges enamorado (1999). Ha reunido en este volumen parte de su mejor obra poética, que se inició con Consejos para sobrevivir (1974). En España, la misma editorial publicó La musa inclemente, incluida aquí dividida en "El animal que duerme en cada uno", "La musa inclemente", "Los poetas mienten", "Cuando papá perdió la guerra" y "Nuevos poemas".



Hay una buscada unidad que conforma también la propia naturaleza de su poesía, desde el lirismo erótico a ciertos relámpagos de realismo e ironía. La serenidad que se desprende de un poema como "Tokio" (p. 114) con un espléndido final (Cobo Borda es un maestro en cerrar los poemas): "/.../ Aguas que discurren inmóviles,/ como los carros por la autopista,/ y quizás un ave blanca, apenas, / que divaga, se remonta y está fija / en la memoria de unos ojos que la escriben". Contrasta con la visión de su país (p. 217), más amarga y lúcida: "Este país mediocre/ de endebles mitos,/ donde la injusticia/ enseña/ el hambre de los dientes,/ se ha vuelto tenso,/ de nudos ciegos,/ que asustan incluso/ el sueño de los niños".



El poeta se sirve del verso libre y de la prosa poética y no desdeña los temas de inspiración literaria. Es modélico, por ejemplo, en el retrato de Onetti (p. 295), pero podemos descubrir retratos o evocaciones de Breton, Lezama Lima, Baudelaire. Se sirve también de personajes mitológicos o de temas como "Desembarco de Citerea", que como tantos otros de sus poemas se inspira en la pintura. En diversas ocasiones expone su poética, pero tal vez la más contundente sea la de la pág. 138: "Un poema es una cárcel con todas las puertas abiertas". Kavafiano, las ciudades, paisajes y culturas, sin ignorar el orientalismo, ya que descubriremos también el hai-ku y el impacto que la cultura japonesa le produjo, constituyen sus temas esenciales, alternados con poemas de un erotismo que busca la cotidianeidad sin alejarse del mito. En los nuevos, aquí incorporados, se advierte una mayor elaboración y un pesimismo que contrasta con el vitalismo natural de su producción. Elige el poema breve, intenso, pero cultiva también el amplio y narrativo, siempre en verso libre, con gran eficacia. Nos hallamos ante la obra de un autor relevante de la poesía latinoamericana.



Exilio

CUANDO todo es vida

el espantoso destino

corta tu cabeza

y la separa de ese cuerpo

que fue gloria y dicha.



No más poemas. No podré reconstruirte.

Te llevaré en mí

como quien lleva la muerte consigo

y así la hace suya, cuidándola hasta el fin.