David Pujante

Renacimiento. Sevilla, 2013. 80 páginas, 12 euros





Estación marítima, el tercer libro de David Pujante (Cartagena, Murcia, 1953), de 1996, abrió un largo período de silencio de este poeta que se rompe ahora felizmente con la publicación del presente libro. ¿Quiénes son esos animales despiertos del título? Como explica el poema inicial y una nota final, son, somos, los humanos tras la experiencia, mítica, de la salida del Paraíso, que se tiene por la entrada en el conocimiento, en particular del de la muerte. La distancia con el estado anterior, con la oscuridad, lo marca también el lenguaje, "Este fuego sin fin de la palabra", como dice el poema mencionado.



Así, el libro es, sobre todo, una meditación sobre nuestra condición, tan contradictoria que, si da en inventar la música, crea también a Caín y, quizá sobre todo, persigue su origen, comprender el ser, en la nostalgia de "volver a la paz de la inconsciencia, de la piedra", lo que se diría reescritura de la anotación de Novalis que afirma que "El conocimiento es un medio para volver de nuevo al no-conocimiento".



Animales despiertos tiene, pues, de escritura filosófica, aunque ¿cómo no habrá de serlo la poesía?: "El pensamiento y la creación poética serían una misma cosa" escribió el citado romántico, por tanto, escritura poética. Y poética también en el sentido más usual, por cuanto es imaginativa, musical. El amor, el deseo, da lugar a toda la sección segunda, donde a la llamada de los cuerpos, a la exaltación del encuentro, se une el final presentido de la pasión, de la entrega del otro, lo que da un tono elegíaco al conjunto refrendado por dos poemas que hablan directamente de muertes.



La misma tonalidad regresa en la parte tercera: una viaje foto da pie a la reflexión sobre el tiempo ido, las amistades desaparecidas, las innovaciones técnicas, el vídeo, el DVD, con su carácter de perennidad, dan paso a pensar en su extinción, en la de aquello a lo que sirven de soporte y a preguntarse "¿Y qué será el espíritu?". La pintura, la música, la poesía, encarnadas en figuras concretas, en fin las artes sostienen una serie de poemas donde los discursos de la belleza se resuelven en la melancolía de lo no alcanzado, en la desdicha de saber los límites de la vida. Lo humano, esa pregunta cuya respuesta escapa una y otra vez, da sentido a este libro, a la verdad poética, huidiza, de su palabra.