Víctor Botas

Impronta. Gijón, 2014. 107 páginas, 12€

El poeta y antólogo José Luis García Martín protege con cuidado la obra literaria de Víctor Botas (Oviedo, 1946-1994). Desde los tiempos de la revista Jugar con fuego hasta principios de los años noventa, García Martín acompaña y orienta al amigo. Juntos fundan una tertulia en el Café Óliver. Siete meses antes de su muerte, Botas publica los que él mismo considera sus versos principales. En 1999 y 2012 se difunden dos recopilaciones póstumas de su poesía completa. Sin embargo, aún permanecían inéditos cerca de trescientos poemas. Todos ellos anteriores a Las cosas que me acechan (1979), su primer libro impreso.



Las páginas de Carta a un amigo están fechadas entre 1976 y 1978. José Luis García Martín ha elegido cincuenta y una composiciones de la carpeta de textos inéditos. Son las que, a su juicio, ofrecen mayor interés. Las ha ordenado en cinco secciones: "De mar y amor", "Amor a Roma", "Alrededores", "Álbum familiar", "Historia y vida". La coherencia de esta selección la prueba el hecho de que en ella hallamos los asuntos que Víctor Botas desarrolla en obras posteriores. La intimidad amorosa, el inconformismo, la atracción por la cultura romana, diversas formas de inquietud existencial y el gusto por la ironía están representados sin un adarme de solemnidad. En ocasiones percibimos el tono de Borges o encontramos algunas de las palabras predilectas del maestro: "y todo / se somete / al rigor de cristal de la clepsidra".



El idioma empleado con primor sobresale en "Indaga la memoria" y "Bajo el arco". La esposa e hija son evocadas con refinamiento especial. Pero la presencia placentera de ambas no impide que el autor exprese el desamparo: "Pasa / Anónima galera entre la bruma / Casi / Inmóvil de tan lenta / La soledad del hombre". Con leve huella de Jaime Gil de Biedma, la sentencia de dos versos: "Y ya en la madurez, el triste sino / de tener que ser otro siendo el mismo". Los diez textos del apartado último llevan, como eco grato, sendas ilustraciones.





Opino que la edición de Carta a un amigo queda justificada. No sólo por permitirnos conocer los inicios de un poeta valioso. También porque, aunque el conjunto sea de calidad desigual, encierra ejemplos de hondura y madurez.