José Manuel Lucía Megías. Foto: Calambur
En la mitología moderna, León Trotski, héroe de la Revolución que, cumpliendo la exigencia de lo heroico clásico, se hubo de enfrentar a poderes extraordinarios: el régimen zarista, primero, y, después, y sobre todo, a Stalin, el "Zar rojo", el "Sepulturero de la Revolución", como aquí se le nombra. Haciendo partir de una visita a la última casa en que vivió el político en Coyoacán, tal como se hace saber en el poema final, José Manuel Lucía Megías (Ibiza, 1967), autor de varios libros de poesía muy singular y reconocido estudioso de la literatura, presenta un libro que insiste en la diversidad que caracteriza a su obra. Visita que es toda una iluminación; "en este instante, la vida cobra todo su sentido".Trotski, pues, como personaje de los poemas que se yergue para tomar la palabra en la mayoría de los textos y narrar, poéticamente, su sueño revolucionario, la revolución traicionada, las persecuciones y exilios que hubo de sufrir, su amor por Natalia, la redención de todos los peligros y penalidades, en fin, su vida. Lenin, Stalin, otros revolucionarios que serían eliminados como él, Diego Rivera y Frida Kahlo y, cómo no, Ramón Mercader, el ejecutor, van apareciendo en su voz. Un relato que es, sobre todo, el de la vejez, el de la soledad a la que los hechos lo condujeron y, pese a todo, el de la fe inextinguible en unos ideales que ve desmoronarse. Y está la cuestión de hasta qué punto algo de lo que Trotski (se) dice no tiene vigencia hoy: "Vivimos un tiempo gris,/ el gris de la prostitución de las palabras,/ donde todo vale y nada de lo que vale importa".
Para todo ello, Lucía Mejías se sirve del verso libre que en ocasiones se hace versículo de considerable extensión, vehículo apropiado para lo discursivo y aun a momentos narrativo y un registro lingüístico adecuado, que dan en un libro de todo interés.