Ioana Gruia. Foto: Archivo
Tras los libros Otoño sin cuerpo y El sol en la fruta, Ioana Gruia (Bucarest, 1978), investigadora (suya es la obra Eliot y la escritura del tiempo en la poesía española contemporánea), profesora de literatura comparada en la Universidad de Granada y autora de la novela La vendedora de tiempo, publica Carrusel, que ganó el premio Emilio Alarcos.La imagen de un viejo tiovivo instalado en su ciudad natal tira de los recuerdos y conduce al lector hasta su infancia y, ya allí, a "la sonrisa cansada del fracaso" de su madre que vive "en un país cruel e incomprensible". "Ningún consuelo en el dolor antiguo", dice. Y lo hace con un lenguaje claro de estirpe realista que sigue la línea marcada por poetas experienciales granadinos, como ella.
Porque "Nadie escapa a sus sueños, / tampoco a sus canciones", aquí suena una música melancólica, tan francesa como el París de sus vivencias amorosas. Aquí, "la vida oculta", "el tercer cuerpo", "las aéreas raíces", "nuestro doble atleta y clandestino", el libro como "jardín oculto" que se cultiva con subrayados. Y la fragilidad ("la solidez que da la ligereza"), otro nombre de la poesía: "convertir un poema en pañuelo". Y la casa (en "Herencia") y los muebles y los abuelos: la memoria, "donde nada sucede y todo cambia", "formas de vivir en el pasado". "Que la poesía fuera tu refugio", anhela, porque "es confirmar la vida / y el amor, una forma de bondad".