“Pronto llegará la amnesia”. Así comienza este Demens, primer libro de Cristina Sanz Ruiz (Madrid, 1989), estudiosa de la literatura, doctora en lengua española y pintora. La obra, que mereció el año pasado el XVI Premio Internacional de Poesía Antonio Gala y que ahora ve la luz, es un primer libro que surge de un hecho cargado de emotividad: el tiempo de destrucción de la persona amada, causada por el alzhéimer, siendo la enferma la madre de la poeta.
Hubiera sido fácil, y un completo error, caer en el patetismo y la sensiblería, pero aquí no hay nada de eso y los poemas de Demens tienen distintas tonalidades –por cierto, que eso mismo sucede en la novela de idéntico tema Quédate más tiempo (Destino, 2022) de David Viñas–. Por supuesto, se impone el tono que dictan los sentimientos, el dolor de ir viendo la degradación progresiva e imparable de la persona amada, el deterioro de la memoria, pero no falta en el libro el humor: “Nos reímos / cuando dices palabrotas” o cuando la enferma se aplica como crema en las mejillas pasta dentífrica.
Al igual que se huye de un único tono, los ecos que resuenan en estos poemas de Cristina Sanz Ruiz son también realmente variados. Desde la reescritura de la canción infantil “Al pasar la barca”, barca que será, unos versos después, “el bote de Caronte”, a recoger una frase de la Ethica de Baruch Spinoza, “quid corpus possit”, del lenguaje, o se copian palabras de Antonio Machado.
No pasa nada diferente con los registros del habla: si en “Tac de cerebro con atrofia frontal” se lee “hogar de nereidas […] exuberantes anémonas”, en “Amnesia” el léxico es muy otro: “Un señor [..] te arrastra a un baño / te quita tu ropa / te moja el culo”.
Y llega la muerte y continúa la vida: “Cómo ha sido / que he sido feliz / con tanta tristeza, / que he amado / follado y reído […] Me sostienen unos brazos / donde lloro / y soy feliz”. Quedan preguntas fundamentales: “Quiénes somos” y un lenguaje poético de indudable altura.