Alberto Chessa. Foto: Victoria Sancho.

Alberto Chessa. Foto: Victoria Sancho.

Poesía

'Palabras para luego', de Alberto Chessa: poesía de sensibilidad barroca

Publicada

Desde la aparición en 2011 de su primer libro de poemas, La osamenta (Accésit del Premio Adonáis), Alberto Chessa (Murcia, 1976) ha ido desplegando una escritura robusta, omnímoda, que bebe por igual de la tradición clásica y los estímulos –los ritmos– de la vida cotidiana.

Palabras para luego

Alberto Chessa

Huerga & Fierro, 2024. 104 páginas. 15€

Estamos ante una poesía vitalista —lo que no excluye, como es obvio, un intenso mar de fondo existencial— en la que se mira de frente el pasar del tiempo, sus heridas y estragos. Lejos de toda tentación revisionista, Chessa despliega un dominio formal admirable que abarca desde el versículo al poema en prosa, pasando por la canción o el soneto. Todo ello filtrado por un profundo sentido crítico, y, sobre todo, por una pasión verbal que eriza las palabras y las moldea a su antojo.

Los cuarenta poemas de Palabras para luego (divididos en tres secciones de férrea simetría) exploran una idea básica: se escribe para sembrar vida, para vivir más y prolongar la existencia hacia el futuro, pero también para “escarbar en los vestigios del mañana” y realizar “una voluntariosa arqueología del futuro”, pues todo está abocado al fracaso y se trata de intentar dar sentido a la ruina que seremos. La sensibilidad de Chessa es barroca y gusta no solo de las paradojas y los oxímoros, sino también del contraste violento entre realidades que se espolean mutuamente.

Hablamos de un enamorado de las texturas y superficies del mundo, capaz de convertir una expedición al supermercado en una vivencia íntima que busca, machadianamente, su verdad en los demás: “esos otros que convienen conmigo en el súper […] me salvan de ser Nadie”.

El libro se cierra con un poema extenso titulado, no sin humor, “(Fragmento)”, en el que las citas ajenas puntean un discurso a la vez impetuoso y reflexivo, insistente, que apela al porvenir para dotarse de sentido. Y lo encuentra.