Opinión

Demasiadas novias para el Cervantes

31 enero, 1999 01:00

T endrían que haber visto qué caras contemplé. Ánimo de velatorio el de algunos altos cargos que comparecieron en la toma de posesión del ministro de Educación y Cultura. Se temían lo peor. En un mar de rumores peligraba el puesto, tan luchado, tan amado... En fin, todo pasó. Todo sigue igual. Por ahora.

Como siempre esto se mueve, pero a algunos, a bastantes, la penúltima convulsión de nuestras editoriales les ha pillado por sorpresa. Juan González, eficacísimo y cordial, desembarca, como saben, a lo grande en Santillana, y en su antigua casa, Espasa, tienen ya el recambio listo.
En fin, que sea para bien, que no es manca la tarea que le espera a González. Treinta kilitos de contrato y un panorama turbulento y transoceánico. Será el momento, digo yo, de revisar adelantos y cuestionar exclusividades, por no mencionar los premios.

Confirmados todos, como les decía. Así que los del INAEM, capitaneados por Tomás Marco, se van de viaje a Londres, a ver cómo se lo montan los ingleses para llenar teatros. Se llevan a los cuatro empresarios teatrales que tenemos, con la esperanza de que les cunda, renueven ideas y traigan buenos convenios.

Voy a hablar de Garci, de José Luis Garci. Pero no pienso mencionar a la Academia ni siquiera al abuelo. Tiro por elevación y les cuento que Garci acaricia llevar al cine una historia bellísima de Pérez de Ayala de la cual ya se interesó, vayan ustedes a saber por qué, el actor francés Jean Paul Belmondo. Se trata de "Luz de domingo". ¿Recuerdan? Aquella chica violada, aquellos grupos enfrentados políticamente, aquellos años 20...

ángeles Caso y Menchu Gutiérrez hablarán la semana que viene del Nadal de Gustavo Martín Garzo. También prepara festejo, y grande, Francisco Umbral, que reunirá a sus amigos -son legión- en la presentación de "Diario político y sentimental". Y Gonzalo Suárez, que publica una nueva novela, "Ciudadano Sade", y que mañana mismo se la bautizan Charo López, Manuel Hidalgo y Fernando Trueba.

Definitivamente, será el año de Ramón Gaya. Inaugura en Madrid, en Elvira González, el 23-F. Después, en primavera, en París, en la galería de arte que Juan Pedro Quiñonero abre en el barrio latino parisiense. A continuación en Lisboa y, para terminar, en el otoño en el antiguo MEAC. Mientras todo este carrusel empieza, Gaya homenajea a Velázquez en su estudio de Valencia. El pintor está rematando varios cuadros en homenaje al pintor en su cuarto centenario. Meninas, Inocencios...

Cabreado anda el poeta Antonio Hernández -líder de la Diferencia- porque su hueste de críticos ha premiado un libro editado por Abelardo Linares (ya saben, el anfitrión de Aznar la semana pasada en Sevilla). Me refiero a "Transitoria", de Aurora Luque. Después de camelarse a los periodistas de las cabeceras regionales, después de hacerse con el control del programa literario de Canal Sur, después de reunir bajo su égida a los letraheridos del planeta andaluz, y después del magnífico rancho servido en Arcos de la Frontera, le han terminado envenenando al mejor estilo renacentista.

Otro escritor que se estrena en el cine es Daniel Múgica. La semana que viene presenta en Madrid el mediometraje "Vientos del mal", su primer trabajo como director. El filme, cuyo guión también ha sido escrito por Múgica, gira en torno a las relaciones entre ETA y la red de narcotráfico internacional. Santiago Carrillo, Rosa Aguilar, el clan Bardem en pleno y Alfonso Guerra, entre otros, ya han confirmado su presencia. Pues claro, gracias a papá, faltaría. El arte y la política, una vez más, de la mano.

Enamorada de Sevilla voló hacia Italia María Kodama, donde hace una semana comenzaron los fastos por el centenario de Borges. Ahí estuvieron Villena, Juaristi, García Gual, Panero y otros ilustres matadores, pero quien cortó orejas fue José María Conget. Y pensar que más de un cretense le ha vuelto la espalda desde que ya no está en el Cervantes de Nueva York...

Por cierto, ya ven que no. Ya ven que el secretario de Estado Miguel ángel Cortés no se nos va al Instituto Cervantes como se había rumoreado en algunos medios, esos mismos que querían alejarle del Ministerio. Su amistad con Aznar sigue pesando. Tanto como para que él supiese antes que Esperanza Aguirre su destierro al Senado, o eso me cuentan. Pero, ojo al Instituto Cervantes, que en todas las plazas tiene novia.

¡A y con el protocolo! Nuestro Rey, que presidía, con corbata amarilla, el estreno de "La Fundación". Con lo que son mis amigos los teatreros. Cincuenta años después, todo salió perfecto, aunque a Buero, dicen, le hubiera gustado más ver en las tablas su última obra: "Misión al pueblo desierto", que también recala en la guerra civil. Pero quien paga, manda, y Pérez de la Fuente mandó y eligió.

Me llegan los mansos lamentos de los sufrientes autores de relatos: no sólo les atizan el menosprecio editorial, sino que encima deben aceptar que sean los poetas quienes vivan del cuento. Así es, poetas son y versos componen la mayoría de los jurados y pre-jurados de los premios de narrativa breve convocados por ayuntamientos, cajas de ahorros, diputaciones y ateneos varios. ¿Para cuándo un premio de poesía con un jurado de narradores?

Mi enhorabuena a José Ramón Encinar por sumarse a las huestes de los directores españoles que se abren camino fuera. Acaba de ser nombrado director de la Orquesta Sinfónica Portuguesa, que tiene su sede en el famoso Teatro San Carlos. La agrupación le conocía por haberles dirigido al "Kiu" de Luis de Pablo. Hace pocos meses obtuvo un gran éxito con el "Llanto" de Tomás Marco en la capital lisboeta. Esperemos sólo que no prospere la demanda que ha interpuesto contra su nombramiento el director sustituido.

Piano, que te quiero piano. Así ha compuesto Pedro Halffter la obra que estrenará próximamente en el Auditorio Nacional. A mí me suena como si quisiera diferenciarse de su progenitor, tan en "forte" habitualmente. Los hijos de los famosos van buscando personalidades propias.

No salgo de mi estupor, Reza el código ético de CNN Plus: "Los profesionales asignados al trabajo editorial no informarán sobre sociedades mercantiles o sectores industriales en los que ellos o sus familiares tengan intereses". ¿Y por qué no dicen de una vez que los profesionales asignados al trabajo sólo pueden informar sobre las novedades de su editorial, de su cadena de radio, de su televisión y su periódico.