Opinión

Nadie dijo que fuera fácil

La Papelera

7 febrero, 1999 01:00

Así titula Julia Escobar su última novela, y así digo yo desde este mi privilegiado palomar. Efectivamente, nadie dijo que fuera fácil, pero después de reunir al gran equipo en estos tiempos de holdings y fusiones, qué pequeñas y entrañables resultan las zancadillas de nuestros enemigos. Oh, los enemigos.

Quien siembra vientos cosecha tempestades. Nada nuevo. Hecho un energúmeno está un pobre escribidor de provincias vilipendiado por un gacetillero que se pateó media España comiendo con los literatos de las tertulias del lugar, para después reírse del personal en las páginas de "Qué leer". ¡Corre, Gaby, corre!, que este baturro no estará entre los diez más leídos, pero encabeza la lista de los diez más peleados.

O tro que muerde la mano que le da de comer es Manuel Vázquez Montalbán, que después de vivir como Dios en La Habana se ha despachado con aquello de que "en Cuba yo viviría muy incómodo". Y encima tiene la cara de gusanear a los disidentes. Una de dos: o no tiene el gusanillo de la conciencia o tiene conciencia de gusanillo.

Sin que nadie se enterase, pasó por Madrid José Cura, el tenor de moda que acaba de grabar su "Sansón y Dalila", el pretendido sucesor de Plácido Domingo y aquel por quien claman todos los teatros. El Real ya lo ha logrado. Vino para concretar su participación en el "Otello" de la próxima temporada y para hablar de más proyectos. En las conversaciones quedó pendiente si cantará con o sin camisa. Ya me entienden los melómanos.

Melómano por excelencia es, ya lo sabemos, el presidente de la Comunidad madrileña. Tan sabido es que los vecinos de Villanueva de la Cañada le han preparado a Ruiz Gallardón una fiesta sorpresa con banda y flauta. Se inauguraba la ampliación de su Ayuntamiento y para celebrarlo ha sido contratado el grupo de música "Zarabanda", con álvaro Marías al frente. No sería mala cosa que cundiera el ejemplo y los políticos escucharan por ahí buena música en lugar de castigarnos con discursitos.

Toda la crítica comenta el caso de María José Montiel y se pregunta cómo es posible que una soprano dueña de esa voz no esté aún en el lugar que le corresponde. Algunos lo justifican por cierta cortedad en el agudo, pero esos olvidan los casos de Tebaldi o de Los ángeles. La cosa probablemente sea todavía más sencilla: nadie se ocupa de su carrera. Le hace falta un buen representante. Unas tantos y otras tan pocos.
Hasta mi palomar llega el jugoso calendario de actividades del Centro Rey Juan Carlos I de New York University para esta primavera próxima y el único invitado español que veo entre sus más de cinco programas es mi envidiado por tanto y tantos Felipe Benítez Reyes, que acudirá a sus aulas para hablar de Borges. Ni Marías, ni Almudenas, ni Millases ni Monteros, ni Lucías. Esta primavera, ya lo verán, Benítez Reyes será el novio mundial de la literatura hispana.

Espido Freire, tan silenciosa, amanece otra vez "Donde siempre es octubre". Después de su primer viaje a Irlanda, de tan buenos augurios, la escritora vasca nos lleva a Oilea, la ciudad circular donde siempre es octubre. Así se llama la segunda novela de Espido Freire, que publica dentro de unos días Seix Barral, y por donde van desfilando sus sueños, sus personajes enrevesadamente precisos, algunos de sus fantasmas y toda su buena escritura, que en muchas etapas del viaje es buenísima. Atención a esta joven Espido.

M ás curtidita desde luego está la canadiense Margaret Atwood, que viene dentro de unos días a Madrid para hablar de literatura y de mujeres con otras escritoras de fin de siglo. La autora de "Alias Grace", esa historia de crímenes y amores imposibles, es también una poeta casi inédita en nuestro país a la que vale la pena descubrir. Lástima de cuotas.

Solo, fané y descangallao, paseaba la otra noche mi cansancio por la tele buscando el programa de libros de Sotillos y Armas Marcelo, el canario amigo que tan gustosamente carga todavía mi mochuelo. Anuncios, más anuncios y, al final, ¡la chica de la teletienda! que en lugar de ofrecernos cremas milagrosas o aparatos que lo reducen todo, me parece que vendía libros de bolsillo. Sotillos y Armas, tanto monta, estuvieron como suelen, quiero decir, dominando el medio y políticamente muy correctos. Moleiros parlantes aparte, a mí la cosa me acabó gustando, incluso acabe llamando a la chica por sí, entre libro y libro, me enviaba un gym body 8 for men, que es el que peta.

L a Asociación de Críticos trabaja de nuevo. Este año el jurado formado para premiar los mejores libros del año (novela y poesía, en castellano, catalán, gallego y euskera) se reúne en Madrid, a finales de marzo. Son legión los votantes, como siempre, así que vayan ustedes a saber. La convocatoria de este año tiene sus novedades: por un lado, podrán ser premiados los escritores latinoamericanos, y por otro, lo podrán recibir autores ya premiados en años anteriores. ¿Mi quiniela? No la tengo rellenada todavía, pero no deberían faltar en el trance final, ni José Hierro, en poesía, ni Miguel Delibes, Isaac Montero o Roberto Bolaño, en narrativa. En gallego, mi favorito es Manuel Rivas. En vascuence, el impronunciable Saizarbitoria, y en catalán, pongamos por ejemplo a Sergi Pàmies.

Aquí nadie lo sabe pero un tenor ruso alumno de Alfredo Kraus que vive en Madrid sin que se le abran demasiadas puertas, acaba de estar en Bayreuth. Valeriano Gamghebeli se presentó a unas audiciones para el coro. Gustó tanto, que el director le citó a una segunda audición en presencia del poderoso Wolfgang Wagner. Tras celebrar su interpretación del racconto de "Lohengrin" le invitaron a volver el verano próximo y preparar el papel del caballero del cisne. Igual que en Madrid, donde hace meses el tenor probó suerte en otra audición ante Eva Wagner y García Navarro, para el Real y sin fortuna. Ninguno de ellos quiso saber nada.

P.D. Hablando de zancadillas: si cada vez que consigamos una exclusiva rueda una cabeza, pronto nadie querrá ser jefe de Prensa de ninguna editorial. Hay gente que no conoce ni el abecé de este negocio.