Opinión

Censura en el Real

13 febrero, 2000 01:00

Cualquiera que sea realmente aficionado a la música sabe que ésta, como otras muchas artes, ha pasado por épocas en que la censura establecía severos controles sobre ella. En algunas ocasiones se prohibían las obras, en otras se exigía a su autor "reformarlas convenientemente" si deseaba que se pudiesen tocar y en otras incluso se llegaba a "recomendar" al compositor unas ciertas estéticas.

Justo estos días se ha podido ver en Madrid la Lady Macbeth de Mtsensk, una obra que el aparato soviético prohibió. Es bien sabido que la obra sinfónica de Shostakovich se halla adulterada como consecuencia de aquellas recomendaciones. Los creadores lucharon contra la censura como pudieron. A veces los apaños no perjudicaron a la obra de forma vital. Tal fue el caso del Ballo in maschera verdiano. El compositor de Busseto sólo tuvo que cambiar el lugar donde se desarrollaba la acción desde la corte sueca al más modesto ambiente de un gobernador bostoniano. Aquello de un rey casado enamorado de otra mujer, asesinado en medio de un baile y hasta, llevándolo al extremo, con una dudosa relación con su paje, no era conveniente en la escena italiana del momento. Son innumerables las obras que han pasado vicisitudes similares, aunque parecía que la censura musical era ya cuestión de las hemerotecas. Pues no. En la España de hoy ha vuelto la censura a la música.

Todos ustedes han leído en páginas y páginas, oído en las tertulias radiofónicas y visto en resúmenes informativos parte de los sucesos acaecidos en el Teatro Real durante el fallido homenaje a Alfredo Kraus. Las cámaras de TVE estaban allí para retransmitirlo en diferido como es habitual en la temporada. Pensamos que todo el público podría asistir desde su casa, aunque con retraso, a aquellos sucesos y juzgarlos por sí mismo. Era lógico en un país democrático y representaba un buen hito informativo para TVE. Sólo el anuncio de su emisión hubiera convocado ante la pantalla a aquellos aficionados de toda España que en su día no hacían más que preguntar qué había sucedido y la opinión al respecto. Pues miren por dónde TVE se "comió" todo el escándalo y nos ofreció la gala, pero una vez serenada. Con cortes. Un escándalo así en el Parlamento nos es siempre ofrecido, ¿por qué en el Real no? ¿Por orden de quién? ¿De alguien del teatro o de TVE? Porque a lo mejor estamos ante un caso de papanatismo individual. El que los pitos y protestas que hay en ocasiones nos sean también eliminados convenientemente da más que pensar. Ya lo saben, en TVE son capaces de echar a perder un documento informativo de primer orden y olvidarse de la cuota de pantalla. Porque hay fórmulas para haber ofrecido todo.¡La censura ha vuelto, viva la censura!