Opinión

Se busca mecenas

12 septiembre, 2001 02:00

Quién me patrocinará a mí? ¿Fomento de Construcciones y Contratas, por aquello de mi papelera? ¿La Casa del Espía, quizás? ¿Una línea caliente? El melón lo ha abierto Bulgari, y ahora llueven voluntarios. Se buscan mecenas. Todos lo hacen: los museos a los que se les caen las exposiciones de la temporada y las discográficas que no pueden vender más de un ejemplar de un clásico tan vivo como Montsalvatge

Mira que si cunde la idea... ¿Se imaginan a Javier Cercas escribiendo, por encargo del Ejército, Soldados de Mostar, Soldados de Macedonia...? ¿O a Manuel Rivas, comisionado por el Ministerio de Sanidad, escribiendo una novela para niños titulada Las vacas locas son guays? ¿O a ángel González escribiendo sobre alguna marca de whisky en particular? ¿O a Eduardo Mendoza escribiendo para El Corte Inglés toda una saga: La aventura del mostrador de maletas, La aventura del maniquí, etc? ¿O a Felipe Benítez Reyes patrocinado por una empresa fabricante de fuegos artificiales? ¿O a Pablo Tusset encerrado redactando Lo mejor que le puede pasar a una galleta Fontaneda? ¿Y Zoé Valdés llegando a acuerdos con las oficinas de turismo para hacer Milagro en Benidorm, y luego Milagro en Mojácar, y luego...? ¿O a Luisa Castro publicando la segunda edición de una novela titulada El secreto de la lejía Neutrex? ¿Quizá a algún poeta del silencio escribiendo versos para una campaña de aire acondicionado muy discreto? Si todo se cumpliera, sí que tendríamos lista de los más vendidos... El melón lo ha abierto Bulgari. Que Dios nos coja patrocinados.

A garrotazos. Las editoriales empiezan como acabaron, a garrotazo limpio, organizando, el mismo día, casi a la misma hora, sus presentaciones. Si Destino monta una Khaimaa las once, Sudamericana, mismo día, casi misma hora, un desayuno... ¡Con la de minutos que tiene el día, y lo peligroso que resulta intentar demostrar el poder de convocatoria de gabinetes y autores!

No todo son líos editoriales y peleas gremiales. Hablemos un poco de poesía. Novalis cumple doscientos años en el más allá y las editoriales lo celebran por todo lo alto: DVD publica la obra completa (y más) y Círculo reedita la amplia antología que ya editó Pre-Textos hace unos añitos. Eugénio de Andrade no celebra centenario, pero sí un año repleto de premios (entre ellos, el Camões) con la publicación de un nuevo libro, Os sulcos da sede, que saldrá en castellano (Calambur, traducción de Cilleruelo) al mismo tiempo que en portugués.

Personajes: Oriol Bohigas (anfitrión), Xavier Montsalvatge (músico, el homenajeado) y doscientos ilustres de la elite catalana. Se presentaba en sociedad del último disco del compositor catalán, para promocionarlo. Doscientos ejemplares llevó la discográfica, llenos de entusiasmo. ¿Cuántos vendieron? ¿Doscientos, cien, acaso cincuenta? Ja, uno, y de milagro, que la pela es la pela.

Nueva York en Chueca. O, al menos, uno de esos cafés-librerías contra el vértigo de nuestro tiempo. Los hijos de Soledad Puértolas están a punto de inaugurar un café-librería que ya se disputan editoriales y autores para sus presentaciones.

Qué les pasa a los museos públicos, que se le caen las exposiciones, las grandes exposiciones de la temporada? El MNAC no tendrá en sus salas la prometida muestra de obras del Renacimiento procedentes del Ermitage; tampoco el Reina Sofía acogerá la de Ed Ruscha ni el Palacio de Cristal la de Eva Lootz, con lo que la sala madrileña estará vacía hasta el 2002. Imprevisión lo llaman algunos. Imponderables, otros. Desastre, los más...

Hay bofetadas. Todos quieren ver la película de mi admirado Alejandro Amenábar, incluido el Príncipe Felipe, que me consta ha solicitado asistir al pase de Los Otros.

No aprendemos. Miramos a América, pero cada uno a su modo, desde su lado, y así nos va... de mal. Como que las dos secretarías de Estado organizan en el mismo día sus eventos...

PD: Muy comentada la evocación de Benito Rabal sobre su padre, publicada la semana pasada en estas páginas. Y para que conste: no fue un artículo escrito formalmente por Benito. Fue la transcripción literal de sus palabras emocionadas, recogidas por El Cultural aquella dolorosa noche de águilas.