Opinión

Verano de 2004

2 septiembre, 2004 02:00

¡Ni el baúl de la Piquer viajó tanto como yo este verano! Para bien y para mal. Lo mejor se dio cita en Lucerna y Múnich. Abbado, Boulez y Pollini han conseguido devolver a la primera el esplendor de la era Karajan junto a la gloriosa Orquesta del Festival, en la que estrellas como Blacher, Gutman, Bartolomey o Dohr se reúnen para hacer música bajo la batuta de Abbado. Lástima que si Wagner levantara la cabeza contemplaría cemento frente a su querido Tribschen en donde antes sólo había bosques. En Múnich tuvo lugar la despedida de Levine. El boss del Met suspendió todos sus otros conciertos y, aunque le temblara el pulso, afrontó un soberbio Parsifal con Urmana y Botha en estado de gracia. No sólo eso, sino también un mastodóntico programa con La canción de la tierra y la Resurrección.

Por mi amado Bayreuth más pena que gloria y peleas entre Wolfgang Wagner y los directores de escena que él mismo ficha. Allí el Parsifal fue incalificable, a base de mareantes proyecciones. Así se entienden la oposición del ascendente tenor Wottrich. Gloriosas, un año más, las retransmisiones de Radio Clásica. Desde apuntar que Parsifal no triunfaba porque la gente no aplaudió al terminar el primer acto -que nunca se aplaude- hasta resucitarnos a Solti a través de sus discos para Walkiria. ¡Qué desastre! Y bastantes desastres en Salzburgo con un acierto: La ciudad de los muertos de Korngold. Entre los naufragios el emblemático Caballero de la rosa, con un tercer acto en un burdel con señoras en pelota picada copulando a diestro y a siniestro.

Por estos lares, aparte de las giras norteñas de Flórez y Gardiner, casi fue más noticia lo que no llegó a ofrecerse. Carmen murió en Sevilla antes del cuarto acto y Rostropovich acudió a forrarse reduciendo sustancialmente su caché hasta tan "solo" 150.000 euros. Una Norma abrió Santander sin que uno haya llegado a explicarse la razón y allí Gheorghiou siguió arremetiendo contra Sagi y el Real. Del Real ni una palabra, que todas quedan para noviembre.

Y se nos fueron dos grandes músicos de cine: Jerry Goldsmith y Elmer Bernstein. éste último compuso entre otras la banda de "los timadores", la que tan bien habría servido para la pasarela del octeto monclovita de mujeres socialistas obreras. Suya fue este año la canción del verano.