Opinión

Cuando las barbas...

24 febrero, 2005 01:00

Nuestros grandes coliseos líricos andan revueltos. Seis meses de revoluciones. Empezó Bilbao con el cambio de su gerente, continuó Sevilla con nombramientos de gerente y directores artístico y musical y el Liceo anunció la salida de Caminal. El Real no quiso ser menos y anunció a bombo y platillo el relevo sabido. Lo que nadie se esperaba fueron las tremendas declaraciones de López Cobos sobre Sagi. "Señor, líbrame de mis amigos que de mis enemigos ya me encargo yo".

Mas lo que yo quiero hoy no es hablar del pasado, sino del futuro. Doy dieciocho meses de vida a la relación Moral-López Cobos. Menos de la que di a la de Sagi-López Cobos. Una cosa es contratar a alguien para que dirija una ópera en un festival y otra tenerlo de director musical. Y ambos son como son. Porque, ¿qué hará Moral con esas cuantas plazas de la orquesta que se cobran al Real y no se han cubierto? Y, aunque de esto toque hablar otro día, ¿qué es eso de ser el único con exclusividad? Ya verán, ya verán.

Pero lo que me preocupa más a corto plazo es el relevo de Caminal. él ha dirigido con mano firme el Liceo y con mano aún más firme les ha enseñado a los políticos lo que ha de enseñárseles en todo teatro: el cartel de Stop. Pueden pasar a sus butacas, pero en el teatro mando yo. Y ahora se acabó. Será muy difícil que el que venga tenga la misma autoridad. De hecho ni él mismo la podía tener ya, con un tripartito queriendo comer de todos los pesebres -nosotros también comemos; menos, pero comemos- y por eso, valiente que es él, se ha ido a la Vanguardia. Dicen que se barajan los nombres de Antoni Dalmau, expresidente de la Diputación de Barcelona; el eterno Juan Francisco Marcos o los aún más políticos de Narcís Serra, Anna Birulés o Josep María Bricall. Vamos, la política al asalto. Y, como siempre, la casa se empieza por el tejado, porque no debía ser cuestión de nombres sino de perfil. ¿Qué perfil se quiere para el Liceo? Un consejo: no hacen falta artistas, que de eso ya se encarga Matabosch. ¿O es que se extenderá la epidemia y tras el gerente irá el director artístico? ¡Qué miedo, Dios mío! En el Liceo, lo que tan bien ha funcionado hasta ahora puede acabar como en el Real. Por favor, no lo destrocen.