Opinión

Günter Grass

Sala segunda de lo mediático

7 septiembre, 2006 02:00

Günter Grass. Foto: AP

Han sido vistas las diligencias seguidas contra D. Günter Grass, defendido por su letrado Sr. Vargas Llosa, y ha sido probado y así se declara como:

Hechos probados

1: Que D. Günter perteneció por breve tiempo en su juventud a las Waffen SS y que, durante años, ocultó este hecho, desfigurando deliberadamente la realidad.

2: Que D. Günter, de forma espontánea, decidió confesar el hecho mencionado este mismo año. Otrosí: que D. Günter anunció la revelación de los detalles en un libro de memorias de inminente publicación.

3: Que de resultas de dicha confesión se anticipó la publicación del libro y se multiplicaron las ventas de ejemplares, con generación de un lucro excepcional para el propio D. Günter, lucro que nunca habría obtenido de no haberse producido la mencionada revelación en el momento en que se efectuó.

4: Que durante todos estos años de ocultamiento de la verdad, D. Günter se convirtió en lo que se viene llamando un "referente moral", caracterizado por el furor inquisitorial con el que exigía a sus compatriotas que no olvidaran, que no se excusaran y que recordaran su propio pasado y se reconocieran culpables.

Fundamentos de derecho

Los hechos probados son constitutivos de un delito grave de oportunismo publicitario y de un delito leve de ocultación de la verdad. El inesperado alegato del defensor, enemigo acérrimo de D. Günter, viene motivado por la viva irritación (acaso disculpable desde el punto de vista humano) que a dicho letrado, Sr. Vargas Llosa, al parecer le ha producido que, en Alemania, "apenas me preguntan sobre mi última novela, porque lo que les interesa es que comente el escándalo Grass". La principal motivación de su defensa es que la conducta de D. Günter obedece "a las debilidades connaturales a cualquier persona común y corriente que no es, ni pretende ser, un héroe ni un santo". Esta línea de argumentación debe rechazarse con contundencia, como quiera que D. Günter, como reconoce su propio letrado (incurriendo en flagrante contradicción), ha dedicado sesenta años precisamente a intentar convertirse en héroe y santo (si bien laico), y para mayor escarnio, precisamente a expensas de su reivindicación de la memoria y el reconocimiento de la culpa.

Sin embargo, por mucha repugnancia social que susciten, las conductas hipócritas y desvergonzadas que tan a menudo caracterizan a inquisidores moralistas, no constituyen ilícito penal, sin perjuicio de que desbaraten el crédito y buen nombre de quien las efectuare. "Veritas odit moras" (la verdad odia el retraso), reza el adagio legal y es la ocultación el delito punible. Durante la vista oral ha quedado suficientemente acreditado que esta ocultación de la verdad fue continuada y voluntaria por parte de D. Günter, además de muy beneficiosa para su reputación y patrimonio durante los años en que dio en erigirse en "referente moral".

En cuanto al delito de oportunismo publicitario, que merece un más intenso reproche penal, D. Günter decidió confesar sólo como parte de la estrategia de lanzamiento de su último libro y sólo en el momento en que más podía favorecer su ánimo de lucro y afán de notoriedad. Se alega por parte del letrado Vargas que D. Günter habla ahora movido por un intolerable sentimiento de vergüenza. La atenuante de estado pasional requiere "obrar por causas o estímulos tan poderosos que hayan producido arrebato, obcecación u otro estado pasional de entidad semejante"; elementos que no concurren en modo alguno en la conducta de D. Günter, toda vez que había callado en ocasiones más propicias al arrebato pasional (como el suicidio, por el peso de la culpa, de un oyente durante una conferencia suya, o la visita de Kohl y Reagan a un cementerio de las SS). Visto que sólo confesó ante la perspectiva de aumentar las ventas de su libro, obrando más con la frialdad de un contable que con la invencible pasión de un arrebatado por la vergöenza o el arrepentimiento, la convicción de culpabilidad queda formada sin resquicio para la duda.

Acuerdo

Que debo condenar y condeno a D. Günter como autor de un delito de ocultación de la verdad a la pena de aprender de memoria y recitar en público al menos en dos ocasiones las obras completas de su propio letrado, Sr. Vargas Llosa (en traducción al alemán), con la accesoria de efectuar dichos recitales mientras pela medio kilo de cebollas.

Que debo condenar y condeno a D. Günter como autor de un delito de oportunismo publicitario a la pena de afeitarse el bigote y comparecer durante cinco años en público vestido con traje gris y corbata. Quedará en libertad de efectuar cualesquiera declaraciones y confesiones, a su antojo, siempre que las realice con un aspecto análogo al de un dependiente de grandes almacenes o, en su defecto, asimilable al de José Saramago.

Contra esta resolución cabe interponer recurso de apelación en el plazo de siete días ante el juzgado digital de segunda instancia: www.elcultural.es

Así lo pronuncio, mando y firmo.

Rafael REIG

Contra esta resolución cabe interponer recurso de apelación en el plazo de siete días ante el juzgado digital de segunda instancia: Participa haciendo clic aquí.