Image: D. Juan Goytisolo

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Opinión

D. Juan Goytisolo

Sala Segunda de lo literario

22 febrero, 2007 01:00

Juan Goytisolo

Han sido vistas las diligencias seguidas contra D. Juan Goytisolo y ha sido probado y así se declara como:

HECHOS PROBADOS
1.- Que cada cierto tiempo, con la cólera de un padre del yermo y puntualidad de ferrocarril suizo, D. Juan nos endosa una apocalíptica diatriba contra los mercaderes en el templo de la literatura (del que al parecer D. Juan debe de haber sido nombrado sumo sacerdote). ítem más: que don Juan, si bien denuncia "la putrefacción de la vida literaria española, el triunfo del amiguismo pringoso y tribal, la existencia de fratrías, compinches y alhóndigas, la apoteosis grotesca del esperpento", es bien conocido precisamente por eso mismo que fustiga en sus homilías: por reseñar sin parar libros de sus amigos (José María Ridao, Julián Riós, etc.), por ser uno de los más conspicuos (y jaleados) representantes de "la vida literaria española", con una constante (y muy quejumbrosa) presencia en los medios de comunicación y en las instituciones culturales y por embestir con alusiones venenosas y medias palabras contra sus enemigos y desafectos.
2.- Que protesta D. Juan en sus sermones porque las obras innovadoras y exigentes (que siempre son las de sus compinches, faltaría más) son marginadas por el mercado e ignoradas por "el conformismo y la pereza intelectual de una mayoría anestesiada por la telebasura".
3.- Que hace ya años el magistrado D. Juan Marsé estimó que: "Juan Goytisolo es el único escritor que conozco al que le gusta sacarse en procesión a sí mismo; incluso cuando habla de otros escritores, no hace otra cosa que hablar de sí mismo. Su enfermiza manía de que en España no se le reconocen suficientemente sus méritos literarios, que se le desdeña y se le ningunea, constituía no hace mucho tiempo una verdadera lata. Veo que sigue con el mismo rollo". ítem plus: que ese mismo rollo resulta más cargante cada año que pasa y nos lo encaja otra vez.

FUNDAMENTOS DE DERECHO
Los hechos probados son constitutivos de un delito grave de paranoia flatulenta, con la agravante de reincidencia latosa. Tras muchos años de ejercer como mandarín de la cultura española, con prosa de dómine (¡alhóndigas!) y modales de portero de discoteca (tú, pasa; tú, no, que llevas calcetines blancos; tú, una hora más en la cola, etc.), D. Juan parece haber constatado que nadie le hace ya suficiente caso. Para el déspota infantil, por supuesto, nada es suficiente y se enrrabieta en cuanto no se satisface el menor de sus caprichos. En ese momento, a la más mínima contrariedad, se desata el violento delirio paranoico con su flatulencia característica. Por más atención que le dedique la prensa ("Jean Genet se queda a cenar. El ambiente intelectual del París de los sesenta, visto por la tata valenciana de Juan Goytisolo", titulaba, por ejemplo, un pintoresco artículo El País), por más programas de TV y homenajes en Embajadas e Institutos Cervantes que le ofrezcan, D. Juan siempre se sentirá perseguido, ninguneado, marginado o malentendido, y lo proclamará (pero siempre en público, por supuesto, y en esas tribunas tan visibles en que suelen expresarse los heterodoxos y marginados ajenos al putrefacto poder cultural). ¿Qué sus amigos o sus escritores preferidos (a menudo los mismos, salvo los clásicos) no obtienen reconocimiento? D. Juan vocifera que se debe al "amiguismo insoportable" (el suyo, en cambio, debe de ser muy soportable) y declara que todo está putrefacto. Tan putrefacto que, en vista del irrespirable ambiente español, D. Juan, espíritu libre y rebelde, vive "en una casa imponente de la Medina de Marrakech" (El Mundo), en Marruecos, ese espejo de democracias y paraíso de la libertad de expresión.

ACUERDO
Que debo condenar y condeno a D. Juan, como autor de un delito de paranoia flatulenta, con la agravante de reincidencia latosa, a la pena de recibir de inmediato el premio Cervantes, el Nobel, el Planeta, el galardón al autor más perseguido del planeta y hasta la Flor Natural del certamen poético de la Almunia de Doña Godina, si le complace, con la accesoria de compartir la dirección de la Biblioteca Nacional con Dª Rosa Regás, al objeto de que ambos purifiquen en un santiamén y con mano de hierro esta intolerable "putrefacción de la vida literaria".

Así lo pronuncio, mando y firmo.

Contra esta resolución cabe interponer recurso de apelación en el plazo de siete días ante el juzgado digital de segunda estancia: www.elcultural.es