Image: Homenajes y descubrimientos

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Opinión

Homenajes y descubrimientos

Por Juan Palomo

24 enero, 2008 01:00

Julián Marías, José Luis Borau, Harrison Ford y Tom Wolfe

Estamos tan acostumbrados al cultupesimismo y a los gemidos de las editoriales que no logran cuadrar sus balances, que a veces, y a pesar de la crisis, la realidad logra sorprendernos. ¿Sabían, por ejemplo, que las navidades pasadas las librerías de El Corte Inglés vendieron 190.00 libros más que las navidades de 2006? ¡ Y eso que Ken Follet salió el 28 de diciembre! ¿Sabían también que la editorial Salamandra superó en 2007 los 540.000 ejemplares de El niño con el pijama de rayas, de John Boyne, o que, aunque no sale a la venta hasta el 21 de febrero, el último libro de Rowling, Harry Potter y las reliquias de la muerte está batiendo records de preventa en las grandes librerías españolas? Son pocos títulos, cierto, pero alcanzan cifras inusitadas en nuestro mercado.

Más, y más hondos, motivos para el optimismo: me cuentan que la pequeña editorial granadina Comares piensa lanzar la obra completa de Leibniz en 19 volúmenes, a partir de ediciones originales y manuscritos inéditos, con el apoyo del Leibniz-Archiv de Hannover, y que, para compensar la mezquindad que rodeó la muerte de Julián Marías, la Universidad Complutense de Madrid, con la complicidad de la editorial Páginas de Espuma, organiza un congreso de homenaje al mejor discípulo de Ortega, con la participación, entre otros, de Helio Carpintero, Octavio Ruiz-Manjón, José Luis Borau o Juan Pablo Fusi. Promete.

Les confieso que no malpensaba yo que Tom Wolfe fuese precisamente incorruptible, tras las subastas que han rodeado desde hace más de diez años la venta de los derechos de publicación de sus novelas, pero se ve que tanta almoneda ha acabado por afectarle, porque ha abandonado a Farrar, Straus & Giroux, su editorial desde 1965, y va a publicar su próxima novela, Back to Blood en Little, Brown & Company. Al parecer, bastante más que un puñado de dólares tienen la culpa. Concretamente son siete millones, y más vale que no nos escandalicemos, porque los editores extranjeros siguen poniéndonos como ejemplo de locura al recordar cómo una editorial española pagó 10 millones de dólares en la Feria de Francfort de 1998 por Todo un hombre, sin leer más que diez páginas del libro.

Con los Goya a la vuelta de la esquina y reciente la presentación de las cifras de 2007, que dejan muy mal parado al cine español con un pírrico 12,6% de cuota de taquilla, llegan datos de Francia muy distintos. Al parecer, el año pasado la inversión en cine vivió un récord y llegó al billón de euros. Se produjeron 237 películas, otro pico. La clave ha sido la inversión privada gracias a unas nuevas deducciones fiscales. Aquí, en cambio, este 2008 viene cargado de estrenos con sabor añejo. Miren si no: el 1 de febrero vuelve Rambo, ese superhéroe de los 80 que fue icono del reaganismo; en mayo, Indiana Jones (Harrison Ford) vuelve a soltar el látigo en su cuarta entrega, El reino de la calavera de cristal. Y en agosto, habrá desembarco masivo de Bola de dragón, ese fetiche para los treintañeros. Pues eso.

La segunda edición de Claves de Acceso, el proyecto común entre el Círculo de Bellas Artes y la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, se abrió ayer en Madrid. Mientras el primero pone las instalaciones, el segundo ha tenido que desembolsar la friolera de 195.000 euros (hasta los musicólogos andan escandalizados) para acercar al gran público parte del repertorio musical de cámara del siglo XX, en el que no faltarán amenas conferencias. ¿Quién ha hecho el presupuesto? ¿Quién ha convencido a la Sociedad Estatal para que haga semejante dispendio? Lo único que me consuela es que el bueno de Juan Barja, pope del Círculo, podrá luego encuadernar las conferencias y publicarlas primorosamente en su antigua editorial.

Juan Muñoz ya había conquistado Londres (recuerden: Sala de las Turbinas, 2001, pocos meses antes de morir) pero estos días se celebra su reconquista. Una estupenda retrospectiva en la Tate Modern de Vicente Todolí toma la delantera a su ciudad natal (Madrid) que tarda demasiado en hacerle el más que merecido homenaje.