Opinión

Portulanos

17 julio, 2009 02:00


Periódicamente, y casi diría que monótonamente, regresa a los medios de comunicación el célebre debate sobre la carencia de buenos autores y buenos textos dramáticos contemporáneos. Es un altercado muy jugoso: lo aprovechan bastantes directores y productores para justificar su desinterés (y su ignorancia) por dichos textos, y sirve también a algunos autores del tipo ay-qué-pena-doy para que puedan explicarse a sí mismos, y a los demás, por qué nunca se les estrena. A mí me parece una discusión estéril porque, para poder calificar a un autor o un texto como "bueno" o "malo" habría que saber antes qué clase de medidas estamos utilizando. Por ejemplo, la teleserie "Aguila Roja", que tiene unos guiones bochornosos, ha sido el gran éxito de público de esta temporada, mientras que "La chica de ayer", que estaba escrita con inteligencia y sensibilidad se ha visto fulminada de la programación bajo la acusación, precisamente, de "tener malos guiones". En el cine triunfan, de forma apoteósica, bodrios como Fuga de cerebros, título que define el nivel mental de sus responsables, pero se ningunea cualquier argumento que no se base en la imbecilidad de sus protagonistas. Para remate se nos asegura, en el mejor estilo populista, que "eso es lo que el público quiere". Han recuperado aquella famosa pintada de los 70 que rezaba: "mil millones de moscas no pueden estar equivocadas: coma mierda". Naturalmente que hay en la dramaturgia española de hoy textos excelentes, y los que nos tomamos la molestia de buscarlos y leerlos lo sabemos muy bien pero, ¿qué más da, si luego resulta que son los fabricantes de mierda los que vienen a decirnos a los demás lo que está bien y lo que está mal?