Image: Al calor del debate

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Opinión

Al calor del debate

24 julio, 2009 02:00

Ernesto Sábato, M. Borja-Villel, Ana Belén y Alberto Manguel


Creí por un momento que era verdad, que a Manuel Borja-Villel, pope del Reina Sofía, le gustaba el debate. Así lo dijo, al menos, cuando presentó su discutido (sólo por lo bajini) nuevo proyecto para el museo. Pero no. No le gusta un pelo que se le discuta, y así vamos, todos juntos y obedientes por la senda artística que nos marca el señor. Según cuentan en su museo, a Borja-Villel le sentaron como un cuerno las declaraciones de Guillermo Solana, pope del Thyssen, acerca de la nueva colección del museo. Era fuego amigo, y claro... Dijo Solana en alto y con cierta imprudencia lo que muchos artistas e historiadores del arte piensan. Muchos, créanme. Por ejemplo, que ha disuelto como azucarillos los diferentes movimientos artísticos del arte español del sigloXX; que muchos artistas de fuste saben ya que su obra no estará en ninguna parte; que incluso cuando conserva obras de artistas como Dalí o Miró, éstos quedan dispersos, atenuados... en fin, opiniones diversas para el debate. ¿O no, Borja-Villel?

Ya les conté que Rafael Reig, uno de mis perversos favoritos, tenía ya a punto una novela de espías, ésa que un misterioso patrocinador cultural extranjero (él bromea incluso con la CIA o el FBI, pero no va por ahí la cosa; más bien en el extremo opuesto, como él sabe muy bien) le había encargado y pagado generosamente. Se titula Fuego amigo, y debe ser lo único amistoso del asunto, porque casi un año después sigue inédita, sin que los paganos den señales de vida ni la editorial española sepa qué hacer con el enredo. Menos mal que el dinero ya está gastado... ¿Será por eso que la próxima novela de Reig, en la que anda ya más que enredado, se titula Todo está perdonado?

Falta todavía un año, pero algunos escritores argentinos comienzan a disfrutar de la expectación que la Feria de Francfort 2010, en la que serán protagonistas, está despertando sobre su literatura. Me cuentan, sin embargo, que el más favorecido de todos es Alberto Manguel, algo realmente paradójico ya que el más canadiense de los autores hispanos escribe siempre en inglés, y ahora su obra está siendo traducida al francés, brasileño, chino, japonés y un largo etcétera. Le siguen en interés y traducciones Sábato, Piglia, Neuman, Andahazi...y, fuera de concurso, por supuesto, Borges.

Con la sana costumbre que están teniendo los teatros de presentar la programación de la próxima temporada antes de las vacaciones, me voy haciendo una composición de lugar. La semana pasada lo hizo el productor Jesús Cimarro, que dirige el Bellas Artes. Se ve que no está el horno para alegrías. Repesca producciones que ya pasaron por el teatro o por la cartelera: Ana Belén con Fedra y Lola Herrera y Seis clases de baile en seis semanas... La novedad, La marquesa de O, de Von Kleist, en la que la actriz Magöi Mira insiste en dirigir en vez de actuar, con lo bien que se le da. Y figura también un trabajo de Narros, La abeja reina, que recalará aquí después de una gira con Verónica Forqué y Miguel Rellán.

También ARCO se presenta este año más pronto que nunca... y con menos alegrías, quiero decir galerías. La crisis se ha hecho notar. No sé si la directora Lourdes Fernández era consciente de que el cielo de Ifema se iba a teñir de un gris tan oscuro. Han anunciado 400 solicitudes, 200 menos que otros años, y han ampliado el plazo para que las galerías se lo piensen y empiecen a hacer ofertas. Mucho me temo que este año van a sobrar pabellones. De hecho ya han invitado a la feria de diseño Design Miami a venir a Madrid en febrero... ¿Estrategia comercial o demasiado espacio libre?