Image: Adán en Edén

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Opinión

Adán en Edén

Por Juan PalomoParticipe en el blog de Juan Palomo

16 abril, 2010 02:00

Carlos Fuentes, J.A. Bayona, Mario Gas y J.C. Fresnadillo


En un par de semanas, el 28 de abril, estará ya en la calle la última novela de Carlos Fuentes, Adán en Edén (Alfaguara), 180 páginas sobre el narcotráfico y la violencia en la América de este desolado siglo XXI. Lo mejor es que, por una vez, el libro llega a nuestras manos tras haberse publicado en Chile y México, y que, en sus últimas páginas conversan el recientemente fallecido Tomás Eloy Martínez y Sergio Ramírez sobre las imposturas políticas de sus países, Nicaragua y Argentina, sin que se salven México o Colombia... Pero, ¿y Cuba?¿Para cuándo un libro que hable del desgarro de una sociedad fracturada, en la que quienes mantienen una huelga de hambre en defensa de la libertad, mientras sus familias, en ocasiones seguidores de los Castro, miran para otro lado? ¿Llegará al fin a manos de Raúl Rivero la novela que el disidente Fariñas está intentando hacerle llegar a través de un misterioso emisario?

Ya se sabe: las viudas suelen ser implacables, sobre todo cuando intentan reivindicarse como autoras y musas. Pocas tienen la insistencia (o quizás la lealtad) de Tess Gallagher, viuda del maestro del cuento Raymond Carver, empeñada en recuperar los relatos de su esposo sin las correcciones y añadidos del editor Gordon Lish. Por eso, dentro de unas semanas, Anagrama lanza en España Principiantes, primera versión de los cuentos de Carver reunidos en De qué hablamos cuando hablamos de amor, aunque ahora sin correcciones ni amaños. ¿Descubriremos que a veces el editor sí tiene razón, o que, de nuevo, lo peor no son los autores?

En la última edición de la revista The Strad, el crítico musical Norman Lebrecht dedica unas líneas a los efectos colaterales de la crisis. Al parecer, los inmisericordes agentes ya no se conforman con rebajar estrepitosamente los cachés de los músicos. Ahora practican la "cancelación informática", que consiste en prescindir a última hora de cierto número de músicos y comunicarlo por correo electrónico. Por eso Lebrecht hace una llamada en su blog a todos los músicos maltratados o ninguneados del mundo. Una orquesta ingrávida y virtual propia de las mejores piezas de John Cage.

Decía hace poco el director de cine sueco Lasse Hallstrom que los directores españoles se están comiendo Hollywood y que estaban siendo más listos que él, ya que se las están apañado para continuar viviendo en sus respectivos países. Ha sido la opción de Bayona, que en breve comienza a rodar una película sobre el tsunami indonesio al más puro estilo del cine de catástrofes americano y ambición internacional auspiciado por Telecinco Cinema. Y Juan Carlos Fresnadillo es el próximo en dar el salto mortal, rodar para Hollywood sin salir (casi) de casa. Tras 28 semanas después, y un proyecto frustrado con Spielberg en medio, el canario rodará Intruders con dinero español (López Lavigne y Antena 3) y americano (Universal) a sumar una estrella del calibre de Clive Owen.

Los admiradores de Vicky Peña, están de suerte. La próxima temporada la vamos a ver en uno de esos grandes papelones que sólo una de su raza puede hacer, la Blanche DuBois de Un tranvía llamado deseo. En la piel de su rudo cuñado, Stanley Kowalski, nada menos que Roberto Álamo (el gran protagonista de Urtain). A la dirección, Mario Gas, a quien su contrato en el Español le tiene liberado de exclusividades y limitaciones por el estilo.