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Opinión

Casement

Por Fernando AramburuLea la crítica de El sueño del celta

5 noviembre, 2010 01:00

Fernando Aramburu


Sir Roger David Casement nació en 1864 no lejos de Dublín. Dos décadas después inicia su carrera diplomática al servicio del imperio británico. Desarrolla esa cosa rara entre europeos codiciosos: la compasión por el débil. Recuerda por ello a la figura histórica de Bartolomé de las Casas. Su rectitud moral lo induce a redactar informes en los que denuncia el trato cruel dispensado por los colonizadores a los nativos africanos y brasileños. Su intervención obliga a Leopoldo II a ceder al Estado belga una finca privada llamada Congo. Adepto a la causa secesionista de Irlanda, es detenido durante un transporte secreto de armas y ahorcado como traidor en 1916. Para acallar protestas públicas, las autoridades británicas airean páginas de su diario donde se revelan sus inclinaciones sexuales. Es enterrado ominosamente. Pervivirá, acaso por largo tiempo, en la memoria de los irlandeses y en una novela de Mario Vargas Llosa.