Fernando Aramburu



Es fácil equivocarse al predecir las consecuencias sociales del fuego. Frente a la educación escolar o el reparto razonable de la riqueza, están poco claras sus virtudes democráticas. Elias Canetti calibró las repercusiones históricas que puede desencadenar un hecho en apariencia menor. Lo vimos con aquella mujer negra que se negó a cederle el asiento del autobús a un blanco prepotente, lo hemos vuelto a ver con el tunecino desesperado que se prendió fuego como protesta contra un abuso policial. Se avistan columnas de humo estos días en los bordes del Sáhara. Arden hogueras alimentadas por la cólera de gentes oprimidas. Pero también hay llamas causadas por el pillaje. Sabido es que las masas nunca han gobernado. Puestas en movimiento, sirven como mucho para derribar. Atraviesan mientras tanto las dunas del desierto nuevos aspirantes a tiranos, seguidos de cerca por los despiadados propietarios de la verdad divina.