Arcadi Espada

Cogí con interés el libro de Lanchester sobre la crisis económica. ¡Huy! se llama. Hace años su ensayo sobre la comida, En busca del placer, me había parecido modélico. Ahora quería verle, lego en los asuntos económicos, volcado sobre la crisis. Su explicación general del fenómeno es correcta y a veces clara. Pero creo que a Lanchester le pasa como a tantos de nosotros legos: en realidad no comprende el mecanismo. Como máximo puede describir su funcionamiento, aisladamente, y puede repetir con mayor o menor precisión el eco de los expertos. Pero comprender es otra cosa. Comprender es penetrar y a partir de ahí caminar por cuenta de uno. Es poco probable que uno llegue a algún lugar donde nadie estuvo antes; pero lo importante es haber hecho solito el camino que te reunirá con otros. Mucho peor, en cualquier caso, es el tramo final del libro, donde Lanchester se entrega a dictar doctrina y a establecer imprudentes profecías. El crecimiento cero es el núcleo de sus propuestas. Hacía muchos años que no me encontraba con el animalito. Concretamente desde Wolfgang Harich y su ¿Comunismo sin crecimiento?, uno de esos libros anómalos de que nos surtía Manuel Sacristán, cuando entonces. La visión que dibuja Lanchester de la sociedad a la que habríamos de encaminarnos, después de la crisis, es exactamente comunista. Estancada e ilesa. Ilesa para qué. Una vida donde la Humanidad habría bajado los brazos. Como esos viejos que ya se insinúan con la muerte.