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Opinión

Lecturas de verano

Por Luis María Anson, de la Real Academia Española Ver todos los artículos de la 'Primera palabra'

27 julio, 2012 02:00

Luis María Anson


Víctor Márquez Reviriego destaca en el pelotón de cabeza de los intelectuales españoles por su independencia y su autenticidad. Desde hace medio siglo se mueve entre lo más granado de la vida cultural española. Nadie discute ni su talento ni su sagacidad. Es un escritor de largo alcance. En Auténticas entrevistas falsas, Márquez Reviriego piruetea sobre la realidad y la ficción y entrevista de forma imaginativa o real a Sartre y Azaña, a Góngora y Einstein; a Erasmo de Rotterdam y Ortega y Gasset; a Pablo Iglesias y Darwin; a Nebrija y Simone de Beauvoir; a Julio Verne y Daniel Defoe... Y a tantos y tantos personajes de la historia universal. Una delicia, en fin, para el buen gusto literario.

Sánchez Ron me recomienda La realidad oculta de Brian Greene. Es un riguroso libro de ciencia que podemos entender los que no somos especialistas en la materia. Investigador de la teoría de las supercuerdas, Greene, como en su gran libro El universo elegante, se esfuerza por permanecer en la divulgación científica al desentrañar la realidad oculta y enfrentarse con el problema del universo, conforme a Einstein, o los universos, según Hawking. El autor de La realidad oculta enfrenta a Georges Lemaître con el padre de la relatividad y narra los roces de pedernal entre ambos durante la Conferencia Solvay de 1927. Seis años más tarde Lemaître explicó en el Observatorio Monte Wilson su hallazgo del big bang según el cual el universo comenzó en un destello primordial y las galaxias eran ascuas flotantes en un mar de espacio que las dilataba. Einstein declaró entonces que la teoría de Lemaître era "la más bella y satisfactoria explicación de la creación que he oído nunca".

Sigo a Joaquín Pérez Azaústre desde que ganó el premio Adonais con Una interpretación. Estamos ante uno de los escritores más sólidos de nuestra república de las letras. "Algunos de sus cuentos rozan la perfección absoluta", escribió de él el exigente Ricardo Senabre. He terminado de leer su novela Los nadadores desgarrado por una reflexión profunda. El no saber adónde vamos ni de dónde venimos de Rubén Darío vertebra una sutil trama argumental que acentúa la realidad incierta de la soledad en el mundo contemporáneo, en la selva urbana de la incomunicación y la distancia.

Solo por esta antología de Mahmud Sobh -El diván de la poesía árabe, oriental y andalusí- habría que situar a Chus Visor en el Olimpo de la cultura española. Hay que tener mucho valor para editar un libro bilingüe en árabe y español, de 1.500 páginas, plantando en los yermos culturales españoles la realidad de la poesía árabe y andalusí. Emilio García Gómez se hubiera emocionado ante el esfuerzo de Chus Visor. Claro que en la aventura antológica de Mahmud Sobh hay poemas mejores y peores, claro que la irregularidad estética y lírica preside el libro, pero el balance resulta abrumadoramente positivo. Yo me he quedado entristecido de no haber recalado antes en el tesoro lírico de la expresión poética en árabe. Escribí hace cuarenta años varios artículos sobre los tres tomos de la poesía de Ben (Ibn) Quzman, traducida por García Gómez. La redescubro ahora como un grano de arena más en la playa inmensa de la antología de Mahmud Sobh que me ha cautivado.

En el poema Tsvietáieva está condensado Luis Antonio de Villena, con su cultura insondable, su ávida sensibilidad, su temor lírico, y su temblor. Proyecto para excavar una villa romana en el páramo es un poemario en el que se resume el entendimiento vital del poeta, al estilo de James Dean: "Vive deprisa, muere joven, y dejarás un bello cadáver". Es el epitafio con el que se cierra el amor en vilo de Villena: "Amigo que pasas, detente un instante. Yacen aquí las cenizas de alguien que no pidió venir (al que nada le hubiese importado no venir) y que, sin dolor, nunca temió irse" Como en las meditaciones precristianas de Simone Weil, el poeta se rebela contra el dios que nos dio la vida sin haberla pedido y nos instaló en "este mundo oscuro y sucio" donde son "crueles y necios la mayoría de los hombres, avaros y egoístas". Por eso Villena se recrea en la oda a Leuconia, escrita por el Horacio más anhelante, y dice como él: "Atrapa el presente, amigo. Goza y no tengas miedo". La admiración que en los lectores despierta Villena se multiplicará tras la lectura de este libro de poesía sabia.