Fernando Aramburu



Los modernos recursos literarios no impiden que el cuento conserve su raíz de género oral, vecino y casi hermano de ese otro que antaño, ahora menos, gustaba de entrar por los oídos de la gente, la poesía. La perspectiva de quien discurre una cantidad razonable de texto para otros que están delante (aunque el escritor trabaje en soledad y acaso nunca vea a su auditorio), confiere particular carácter al narrador de raza, artesano de la invención y la sugerencia, ducho en la magia embaucadora de las palabras. Antonio Pereira fue uno de ellos, de la rica veta leonesa. Le bastaba para sostener su arte narrativo tener algo que contar y hacerlo de modo intenso y breve. Se servía, no de la preceptiva, sino de un olfato narrativo infalible. Dijo: "El colmo del tío con mala suerte es que entra al pajar y se le clava la aguja".