Fernando Aramburu



Se puede explicar al hombre en esencia y pellejo desde la religión, la especulación filosófica, la ciencia, el ejercicio de la imaginación artística. El hombre es una criatura asaz explicable a condición de que sea él mismo quien se explique. La hipótesis sociobiológica del profesor Edward O. Wilson parte de un postulado que en su día, ahora quizá menos, irritó a algunos, no así a la naturaleza, que, con elegante discreción, la aprueba: el ser humano es un animal de tantos (bastante fiero, eso sí), aunque use gafas o haya inventado el ajedrez. ¡Menuda provocación tanto para quienes están persuadidos de que la Historia tiene dirección y, por tanto, sentido, como para aquellos que supeditan la moral al logro de un buen asiento en la gloria! Inducido por pulsiones de índole genética, el hombre es grupal. Funda con éxito Estados, elevándose así a la categoría de hormiga.