Arcadi Espada



Las letras catalanas contemporáneas no suelen prodigarse en el ensayo y menos en el ensayo a la inglesa. Suelen procrear en probeta mucha novela y una variante de la no ficción futbolística, nacional, histórica. El pensamiento lo delegan con alegría castiza en autores extranjeros. Solo por eso Imitació de l'home, de Ferran Toutain (La Magrana) ya es un libro exacta y puramente extraordinario. Pero hay otra sorpresa para los no advertidos: el catalán de su autor, que parece inglés: desnudo, elegante y eficaz, un vaso de agua clara. Toutain ha dedicado un libro a una pensée (o más bien a una obsesión) que le lleva atormentando toda la vida: cómo el hombre se hace hombre a base de imitar al modelo que ha escogido. Cómo el hombre es un mono para el hombre. Y cómo soporta el castigo de no poder ser, por su propia naturaleza, original. Yo, que soy lector de ensayo por prescripción cronológica, gozo con los autores que se exponen y que incrustan un grave sentido del humor a cualquier cosa que escriban, aunque se trate del reciclaje del vidrio. Toutain es un catalán excéntrico, que es lo mejor que ahora mismo y me temo que durante muchos años puede decirse de un catalán, capaz de enlazar la anécdota salada y tierna (a veces autobiográfica, lo que a mis ojos aumenta el apego que siento por este libro, a veces procedente del acervo cultural y mediático) con una penetrante observación filosófica que procede a un tiempo de las letras y de las ciencias. Porque entre las virtudes de este libro tan extraño y tan redondo es que Aristóteles dialoga con Rizzolatti, que para eso sirven, a través del tiempo y recorriendo todo el inimaginable camino de la especie, las neuronas espejo.