Sumario: Lo mejor del año

En estas líneas queremos agradecer el talento y la pasión de los creadores y censurar la conducta de indiferencia o desprecio, casi general, de los políticos. La política cultural del año que cerramos ha sido lamentable, pero los torpes y escandalosos recortes que castigan a nuestras instituciones, y la subida del IVA, que afecta especialmente al cine y al teatro, no puede borrar los buenos libros, las excelentes exposiciones y obras de teatro, los buenos conciertos, el mejor cine y los esfuerzos de tantos investigadores. Que la ley del Mecenazgo siga atascada a las puertas del despacho de Montoro es mala noticia, pero es peor la especie divulgada desde los órganos de poder de que la cultura es un lujo del que podemos prescindir.



Por lo que al mercado editorial se refiere, 2012 ha resultado un muy mal año, aunque la cosecha de libros escritos en castellano resulte alentadora. La venta de libros ha seguido cayendo y mientras en 2011 se facturaron 2.772,34 millones de euros, un 4,1% menos que el año anterior, en el primer semestre de 2012 la caída ya se acercaba al 10%. Buena noticia, en cambio, ha sido el despegue del libro electrónico. El desencadenante fue la llegada de Amazon Kindle en diciembre de 2011. Y con él despertó la competencia, los precios de los ebooks bajaron al fin, los autoeditados adquirieron carta de existencia -la Generación Kindle- y los ereaders se hicieron visibles en el transporte público. Todavía se venden más dispositivos que títulos digitales, así que 2013 será la piedra de toque para la consolidación del sector.



Aunque mediáticamente el Eccehomo de Borja copó los titulares de la prensa nacional e internacional, han sido otros momentos los protagonistas verdaderos de este año en el mundo del arte. El Guernica cumplía 75 años mientras su museo, el Reina Sofía, pensaba en su nueva Fundación. Muchos museos han celebrado años, el Thyssen 20 ya, y empezamos a ver cómo aquel boom por construir centros de arte empieza a estallar. Han cerrado galerías y cerrarán más. Porque lo que realmente ha hecho polvo al mundo del arte ha sido el IVA, que amenaza con instalar una precariedad no vista desde hace décadas. Este 2012 nos han dejado Tàpies y Niemeyer.



Arrancamos el año con los directores de los teatros nacionales recién estrenados. Una de sus obras, La vida es sueño, del CNTC, ha dado una lección de cómo llevar el gran teatro al público. El sector se ha resentido por la subida del IVA pero las buenas obras se han abierto camino y la imaginación ha dado otra vuelta de tuerca a la escena, especialmente en Madrid, donde el teatro breve o microteatro ha revolucionado la manera tradicional de ver, interpretar y producir. Aunque las giras y los cachés siguen por los suelos, el momento es de clara renovación. Todos coinciden en que la salida de la crisis pasa por las fórmulas de coproducción entre los coliseos de ópera, pero a día de hoy el Liceo, el Teatro Real y el Palau de les Arts siguen montando las temporadas por su cuenta. En el apartado sinfónico, se ha dicho que tenemos más orquestas que aficionados, pero ahí esta La Filarmónica, que en unos meses ha captado 800 abonados en el Auditorio Nacional. Mucho más delicada es la situación de los conservatorios y escuelas de música, de donde saldrán los futuros músicos y las nuevas generaciones de público.



Cuando desde el Ministerio se sostiene que el cine es un mero instrumento de ocio y las políticas de recortes se ceban sin piedad con ayudas a su creación y promoción, al tiempo que se le castiga con una desproporcionada subida de impuestos... lo cierto es que no parece quedar mucho espacio para la esperanza. Y aún así, ciertos sectores del cine no se han dejado amedrentar y han reaccionado proponiendo sistemas alternativos a una industria casi paralizada, apelando a un cine de bajo coste y de estéticas innovadoras. Ya no hay término medio.



El año en el que el Bosón de Higgs dejó de ser una partícula fantasma, supimos que los neutrinos no viajan más rápido que la luz. En nuestro país, todas las organizaciones científicas pidieron que no se reduzcan los fondos para investigación, una encrucijada sin precedentes que sufre el CSIC, cuyo plan de austeridad y rescate solo es comparable al del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Nuestros investigadores vuelven a hacer las maletas. l