Arcadi Espada

Ha muerto Joe McGinniss a los 71 años. Fue un periodista muy importante. Escribió un clásico, Cómo se vende un presidente, donde describe de forma pionera las técnicas de la campaña electoral moderna. Pero su gran fama viene de su implicación en el caso MacDonald, un capitán del ejército condenado por asesinar a su mujer y a sus hijas. McGinniss escribió Visión fatal, donde se mostró absolutamente convencido de su culpabilidad. El libro, y el proceder de McGinniss, fue a su vez la base de uno de los libros faction más célebres del siglo XX, El periodista y el asesino, de Janet Malcolm, un ensayo moral basado en la siguiente pregunta: ¿Puede un periodista engañar a su fuente, ganarse su confianza y luego traicionarle en nombre de la verdad? De eso acusaron Malcolm y otros a McGinniss: se hizo con el aprecio y la confianza de MacDonald para demostrar así que era un psicópata. McGinniss se defendió con cierta torpeza desde el punto de vista moral, pero sus conclusiones fácticas siguen indemnes pese a los últimos intentos revisionistas, incluido el del periodista Errol Morris: MacDonald sigue en la cárcel y hasta ahora han fracasado todas las apelaciones que han tratado de demostrar su inocencia. Más allá del caso concreto, los problemas planteados por el enfrentamiento entre Malcolm y McGinniss siguen vigentes. En especial, el lugar del periodista en torno a la verdad y las consecuencias que para la propia verdad tiene su intervención. Lo escribió con una analogía muy precisa el propio McGinniss en el epílogo de Visión fatal: "El problema del periodista y el sujeto parece análogo al planteado por Heisenberg en su formulación del Principio de incertidumbre. El periodista, con su presencia, provoca un cambio en la conducta del sujeto sobre el que espera escribir. Su objetivo debería ser reducir al mínimo esta alteración".

O, en su caso, identificarla y descartarla. Un empeño crucial y dificilísimo en cualquier relato sobre personas vivas.